Helia González (A Coruña, 1985) es considerada la mejor jugadora española de voleibol. Hasta el verano pasado capitaneaba la selección, pero tras el Europeo decidió que era el momento de echarse a un lado. Seguía en activo y ganándolo todo con su equipo, el May Deco Logroño, hasta que la situación económica derivada de la falta de ayudas, a la que dio la puntilla el Covid-19, provocó la desaparición del que era el mejor club de la liga española. Eso le hará cambiar de aires para la próxima temporada y unirse al IBSA CV COO 7 Palmas. Mientras, espera en A Coruña a que pase el temporal.

¿Cómo le comunicaron la desaparición del club? ¿Se lo esperaba?

Fue un varapalo y a la vez algo muy inesperado. No es una consecuencia directa del virus sino una cuestión personal del dirigente, ya muy agotado de luchar tantos años solo, sin contar con ayudas públicas y privadas, cansado de que todo el mundo nos diera la espalda por ser un deporte minoritario y femenino. Pero no esperábamos que fuera a llegar así porque había un compromiso de continuidad por parte de todas. Fue un jarro de agua fría.

Después de tener que vivir esto, ¿qué piensa cuando los grandes clubes de fútbol piden ayudas?

Yo no tengo nada en contra del fútbol, pero es que es un mundo aparte y lo que hace este país por el fútbol es desproporcionado. Cierto que el fútbol mueve lo que mueve. Nosotros no queremos ser como el fútbol, pero sí haya cierta compensación. Que se vea que ellos no son los únicos profesionales. Que hay muchos otros deportistas que también lo somos, que luchamos contra viento y marea por serlo, pero que casa día se nos hace más complicado.

¿Le da la sensación a veces de que los futbolistas viven en un mundo paralelo?

Yo pasé el confinamiento en mi apartamento pequeño en el que para hacer deporte tenía unas gomas y poco más. Ellos en sus gimnasios privados y diciéndonos que no teníamos que perder la forma... Ellos viven en ese mundo y no se preocupan más allá de él. Mientras, los que estamos en el cajón más bajo pensamos: 'Madre mía, con una cuarta parte de lo que te pagan, apañaba yo un equipo entero'.

¿La situación empeora cuando se habla de deporte femenino?

Hubo un boom de apoyo al deporte femenino... pero ya nadie se acuerda. Sigue existiendo mucha desigualdad. El equipo masculino de balonmano de Logroño recibía más dinero que el femenino de voleibol y eso que nosotras ganábamos títulos. Es triste que eso les dé igual. Y es triste que dos equipos femeninos como el Logroño de voleibol y el Alcobendas de balonmano, dos equipos buenos que habían ganado mucho, tengan que desaparecer por estas cosas. Estás invirtiendo, cada año traes mejores jugadoras, compites en Europa, ganas títulos... pero las ayudas son siempre las mismas y no cambian. O el equipo se estanca o desaparece, porque seguir creciendo es imposible.

¿Qué le ofrece ahora el IBSA CV COO 7 Palmas?

Estoy muy contenta sobre todo por haber podido solucionar pronto la situación.

¿Quién no iba a querer a Helia?

Bueno, bueno, que ya no soy ninguna niña. Pero el IBSA ya me había llamado para que me uniera a su proyecto y yo había decidido seguir en Logroño. Cuando pasó todo esto, fueron los primeros en retomar el contacto. Es un sitio donde ya había estado, que está haciendo un proyecto serio y comprometido y estoy contenta de tener un sitio en él.

¿Dónde encuentra la motivación para seguir, si ya ha ganado todo lo que se puede ganar?

El primer título, los primeros, siempre son especiales. Pero en cada uno las circunstancias cambian y lo que a mí me mueve es el proceso, el compromiso hacia ese título. Y es algo que creo que me van a poder dar, es un proyecto encaminado a ser muy competitivo.

También hay que saborear el momento. ¿Quién le iba a decir el 1 de marzo que la Copa de la Reina sería el último título con el Logroño?

Me lo dicen allí, ese día, y no me lo creo. Nunca sabes lo que va a pasar. Yo, con poder jugar y seguir dedicándome a lo que me gusta, ya me doy con un canto en los dientes.

¿Es la lección que saca de todo esto que ha pasado?

Sí, es que pueden pasar mil millones de cosas y a veces desaprovechamos mucha energía pensando en todo lo que no podemos controlar. Hay que disfrutar y afrontar las cosas que vienen de la mejor manera posible.