César Carballeira es tan coruñés y tan del Liceo que el destino impidió una y otra vez, bromean David Torres y Martín Rodríguez, que jugara en el Palacio de los Deportes de Riazor contra su exequipo. Una lesión, una sanción e incluso una pandemia mundial frenaron siempre esa posibilidad, la última vez a pocas semanas de que el Reus fuera el rival verdiblanco en los cuartos de final de la Copa del Rey. "Iban a ser tres partidos seguidos en A Coruña contra el Liceo, Copa, OK Liga y seguramente Liga Europea", recuerda Carballeira. Pero llegó el coronavirus y de eso se pasó a que su próximo partido sea ya con la camiseta liceísta y contra el Reus (si finalmente el torneo del KO se celebra en septiembre). "Es el destino", le dice el capitán. Porque el canterano vuelve a casa, donde le esperan los que a lo largo de veinte años fueron sus rivales y compañeros sucesivamente en varias etapas, pero siempre amigos. "Como en casa en ningún lado", dicen los tres.

Y es que con el regreso de Carballeira, el Liceo recupera esencia coruñesa. "Uno del Birloque, otro de la Sagrada Familia y otro de Os Mallos", bromean Carballeira, Torres y Rodríguez. Se nota la camaradería entre ellos. "Han sido muchos años y si nos ponemos a contar... son muchos viajes, muchos hoteles, mucho rodaje juntos", dice el portero. Entre ellos hay dos años de diferencia. Dava y Martín son de la generación del 94 y César, del 96, pero su precocidad, patinando desde los 3 años en el patio del colegio Liceo le hacía siempre ir una categoría por encima a la suya. Primero fueron rivales. Torres en el Santa María del Mar y Carballeira y Rodríguez en el Liceo. Coincidieron por primera vez cuando eran infantiles. Ganaron varias medallas en Campeonatos de España. Volvieron a separarse cuando Torres y Rodríguez se fueron al Cerceda. Y se reencontraron ya como profesionales como parte de la primera plantilla del Liceo (previo paso por Vic y Alcobendas respectivamente) para cumplir un sueño que tenían desde pequeños. Pero entonces fue Carballeira el que decidió probar suerte fuera y fichar por el Reus.

¿Quién ganaba más a quién? "Al principio César a Dava y los dos a mí, porque yo estaba en el B", resume Martín. "Siempre nos acordamos del gol que le metí a Santa María del Mar que chuté desde el centro del campo y dio en tres codos y al hombro de Dava y se metió en la portería", se ríe César. "Mejor no hablar de la etapa del Cerceda porque eso es abusar", le pica Torres. "Siempre me ganaban y yo me pillaba unos rebotes tremendos. El primer partido en el colegio perdimos 7-2. Madre mía cómo me puse aquel día", admite Carballeira. "Hay una foto", le recuerdan los otros dos. "Nunca dejamos de ser amigos, pero dentro de la pista eso se olvida", añade el más pequeño, de edad que no de altura, de los tres. "Es que nos marchamos a Cerceda y César era pequeño. Volvimos y nos sacaba dos cabezas", replica el guardameta verdiblanco.

Este resumen de sus trayectorias es el mejor ejemplo de su amistad. Dos años después volverán a jugar juntos en el equipo de referencia de su ciudad. "Desde que se fue quería que volviera y le llamaba para meterle presión, le contaba las cosas que estábamos haciendo, que teníamos un equipo chulo y que él tenía que formar parte de esto", reconoce el capitán. Y al defensa empezaron a ponérsele los dientes largos. "No hizo falta mucho para convencerme", contesta a su compañero. Aclara que en Reus le han tratado "fenomenal". "Me adapté y me acogieron muy bien, aunque por desgracia allí viví uno de los peores momentos de mi carrera (se rompió la tibia y el peroné antes de jugar la Supercopa del año pasado, que además ganó su equipo)". No tiene ninguna queja. Pero a veces hay que estar fuera para valorar lo que tienes en casa. "Te das cuenta de lo chulo que es jugar con tus colegas de toda la vida", reflexiona Torres.

Pero también el jugador de la casa debe ser valorado en su justa medida. "En la medida de lo posible lo que buscamos es tener un arraigo coruñés en la plantilla. Es difícil porque la que gente que se ha ido tiene mucho nivel", afirma Antón Baldomir, directivo verdiblanco. "César es para nosotros el gran fichaje de la temporada porque es el que queríamos y el que buscábamos por todo lo que representa", añade. Suenan en la conversación nombres como los de Eduard Lamas, Ignacio Alabart y Pablo Cancela. Otros coruñeses que les encantaría que tomasen el camino de vuelta a casa. La lista continúa con Xavi Malián y Toni Pérez, "un catalán y un asturiano que acabaron siendo más coruñeses casi que nosotros".

Es lo que tiene el orgullo koruño. "Hace dos años, cuando salíamos a la pista los cuatro coruñeses (David Torres, César Carballeira y los hermanos Josep y Eduard Lamas), era un subidón, un '¿a dónde hay que ir?' Los demás también lo tienen, por supuesto, pero hay algo que te conecta a la tierra porque ser coruñés y jugar en el Liceo es especial", analiza Dava. "Aquí en A Coruña, al ser un equipo que tiene que luchar contra catalanes, lo sientes muy fuerte", continúa César. "Estamos aquí para eso, para dar la cara por lo que tenemos en el pecho. Y tenemos que transmitirlo. Somos la resistencia", apunta Rodríguez. "Es la raza coruñesa. Nos pegamos con el que haga falta. Y los que vienen... ya lo hacen acojonados", concluye Carballeira. Achanta neno. Que viene el Liceo.