Lewis Hamilton, séxtuple campeón del mundo de Fórmula 1, encabezó otro doblete de Mercedes al ganar, por delante de su colega finés Valtteri Bottas, líder aún del Mundial, el Gran Premio de Estiria, de nuevo en el Red Bull Ring austriaco; en el que Carlos Sainz (McLaren) fue noveno y firmó la primera vuelta rápida de su carrera en la categoría reina.

Hamilton, de 35 años, que este curso apunta a igualar el récord histórico de títulos (7) de Michael Schumacher, se resarció del pasado fin de semana, en el que una sanción le relegó de la segunda a la cuarta plaza. Y, tras elevar el sábado a 89 su propio récord de poles, firmó su octogésima quinta victoria en la Fórmula Uno, lo que le deja a tiro de seis de la otra gran plusmarca del Kaiser, 91 veces triunfal.

Al igual que el viernes -y al contrario que el lluvioso sábado-, la segunda de las diez primeras carreras anunciadas hasta la fecha discurrió en seco. Y acabó con el enésimo doblete de las flechas de plata, de nuevo de negro en contra del racismo; que cruzaron la meta por delante de los Red Bull del holandés Max Verstappen y del tailandés Alex Albon, que también arreglaron hasta cierto punto el desaguisado del primer fin de semana, en el que salieron con sendos ceros del circuito propiedad de su escudería.

La carrera fue un absoluto desastre para Ferrari, cuyos dos coches se quedaron fuera, tras tocarse, a las primeras de cambio; y pudo haber sido bastante mejor para Sainz, que, después de haber salido tercero, apuntaba claramente al quinto. Pero un pit stop para olvidar le relegó al noveno puesto de una prueba en la que acabó ocupando esa plaza su compañero inglés Lando Norris.

Hamilton salió bien, en un inicio en el que Sainz no dudó en atacar en las primeras curvas a Verstappen. Mad Max aguantó la embestida del talentoso piloto madrileño, brillante bajo el diluvio del sábado; y que, tras firmar el pasado curso su primer podio (tercero en Brasil), salió con sabor agridulce del Red Bull Ring. En el que, no obstante, completó gran actuación, con su mejor resultado en una calificación y su primera vuelta rápida desde que pilota en la Fórmula 1.

El incidente del día se produjo por detrás, cuando se tocaron, en la tercera curva, los dos Ferrari: el de Charles Leclerc -que salía decimocuarto- y el del alemán Sebastian Vettel -décimo-. En una acción en el debe del monegasco, que se disculpó nada más bajarse del coche. El alemán Andreas Seidl, jefe de McLaren, cuarto en el pasado Mundial de constructores, es un tipo sensato. Y antes de la salida había declarado al canal RTL que lo "realista" era luchar por el quinto puesto y "no perder el tiempo con coches ante los que nada puedes hacer"; consciente de que los del equipo de Woking no tenían la velocidad ni de los tiránicos Mercedes, ni de los Red Bull. En la décima vuelta, Sainz rodaba en esa posición. Lo que no contaba Seidl es con el pésimo cambio de neumáticos, mucho más adelante, que perjudicó claramente a Sainz. Pero el alemán acabó acertando, de rebote. Porque el que concluyó quinto fue Lando.

A falta de veinte de las 71 vueltas que se dieron al bella pista de Estiria, Hamilton lideraba sin problemas, con Verstappen a cinco segundos y Bottas a 14. Albon rodaba cuarto, a 46; y Checo, marcando vueltas rápidas, ya era quinto, a 50, tras librar sendas batallas. El desenlace parecía cantado: Bottas se lanzaría a por Verstappen y Pérez a por Albon. Pero si el finés acabó rebasando a la estrella neerlandesa a cuatro vueltas del final, Checo dañó su Mercedes rosa intentando su maniobra, salvando por los pelos la sexta plaza.

El más favorecido en la recta final de la carrera fue el joven Norris -de 20 años-, que a nueve giros del desenlace rodaba noveno. Con el tercer puesto asegurado, Verstappen cambió a blandos, buscando la vuelta rápida en carrera. Finalmente, tras efectuar idéntica permuta, se la anotaría Sainz, que apuntará de nuevo alto el próximo fin de semana en Hungaroring.