Un doblete de Karim Benzema ante el Villarreal (2-1) en su curso más goleador, siempre referente, sentenció la Liga a falta de una jornada, la trigésima cuarta del Madrid en su historia, la segunda de Zinedine Zidane, que dejó un sello inconfundible a una competición marcada por meses de parón por el coronavirus y una racha triunfal de 10 partidos que sentenció el título.

A la hora de la verdad, cuando los partidos son finales, el Madrid no falla. Mentalidad ganadora, diez triunfos consecutivos, 19 goles a favor con Benzema como referente y apenas tres en contra con Courtois salvador. Una apisonadora posconfinamiento que reivindica más que nunca el trabajo de Zidane.

Tácticamente perfecto para anular al Villarreal en su partido más temido. Intensidad defensiva de un equipo que lucha unido y domina al rival hasta que encuentra el momento de asestar un golpe. Lo encontró por un error impropio de la elite de Sofian Chakla en salida de balón.

Un calendario insostenible, con partidos cada tres días para cerrar la Liga como se pudiese, no da cabida a exhibiciones futbolísticas. La primera parte de Granada aparecía entre los momentos blancos más brillantes y la igualó frente al Villarreal. Dominador, avisando desde los primeros compases con un balón preciso de Ramos a la carrera de Carvajal que buscó sorprender por alto a Asenjo sin éxito.

El duelo llevaba el aroma de Modric. El final de temporada del croata es sorprendente. Su pico de forma cuando más agotado debía estar. Sin reflejar su edad en el esfuerzo. Apareció por todos los lados, dejando muestras de calidad en cada control, sombrero o regate. Se animó con un disparo ante el que se lució Asenjo. Casemiro encontraba el desmarque de Benzema que chutaba cruzado la primera.

El partido se rompió con el primer gol. El error de Chakla donde un defensa tiene prohibido fallar. Inicio de jugada, su equipo descolocado, pérdida de balón arriesgando el pase con Casemiro adelantándose para el robo y Modric en un jardín con espacios para inventar. El movimiento siempre inteligente de Benzema, al espacio, y la definición con el balón por debajo de las piernas de Asenjo. El Barcelona perdía. La Liga estaba sentenciada. Volvería a marcar Benzema desde el punto de penalti e Iborra le puso emoción, pero el título ya estaba sentenciado porque Osasuna daba la campanada de manera sorprendente en el Camp Nou.

El Barcelona perdió 1-2 ante el Osasuna, que no se jugaba nada, en otro partido muy flojo del conjunto de Quique Setién, que puso la Liga en bandeja al Madrid.

El Osasuna, sólido atrás y ágil en el contraataque, se encontró cómodo durante el primer tiempo gracias al gol conseguido por José Arnáiz con un disparo desde el interior del área en el minuto 16. Hasta el descanso el Barcelona fue incapaz de reaccionar y tan solo se acercó con peligro a la portería de Sergio Herrera mediante lanzamientos de falta de un Leo Messi sin acierto.