Las finales de la Europa League que juega el Sevilla son algo así como historias de amor, como cuentos futbolísticos que siempre tienen un final feliz. No existe nada malo para recordar. Así han sido las últimas cinco finales que los andaluces han jugado. Cinco citas y cinco títulos los años 2006, 2007, 2014, 2015 y 2016. Por eso, ayer, no fue extraño que Monchi, talismán y director deportivo del club, dijese a France Presse en una entrevista que el Sevilla "tenía una historia de amor con esta competición". Por eso, ahora, la historia no debería cambiar para ellos.

Y eso que la cita de esta noche en Colonia (21.00 horas, Movistar Liga de Campeones) se intuye complicada para el conjunto del Guadalquivir. "Jugamos ante un equipo con futbolistas de talla mundial. Nos moveremos con ilusión pero estamos obligados a sacar lo mejor de nosotros mismos", aseguró ayer, desde Alemania, Julen Lopetegui, el técnico al que no dejaron triunfar ni en la selección ni en el Madrid, pero que ahora tiene la oportunidad de conducir al Sevilla a la conquista de su sexto título de Europa League, trofeo que el Inter ganó en tres ocasiones cuando se denominaba, con formato distinto, Copa de la UEFA.

Lo previsible es que Lopetegui repita esta noche el mismo once inicial -siempre ha jugado con la misma alineación en el torneo exprés de Alemania- con el que ganaron a la Roma, al Wolverhampton y al Manchester United en anteriores enfrentamientos. Sin embargo, está pendiente el técnico sevillista de una rodilla de Lucas Ocampos para que sane y todo sea perfecto, como esa historia de amor reclamada por Monchi antes de comenzar la final. El Inter de Milán no se mostrará como un conjunto dócil, sino como el lobo del cuento futbolístico, con su técnico Antonio Conte que aspira, como Lopetegui, al primer título continental como entrenador.

Lautaro y Lukaku

Y sobre todo porque se presenta con una pareja demoledora y peligrosa, la que forman en ataque Lautaro y Lukaku. "Para ganar debemos jugar con el corazón desde el primer balón", repitió ayer Diego Godín. "La historia solo la escribe el ganador. Del perdedor nadie se acuerda", razonó Conte. Por eso, la historia de amor solo puede tener un final feliz para el Sevilla en su torneo del alma.