Silencio en la pista y mucho ruido fuera de ella. Así se presenta el Abierto de Estados Unidos que por primera vez en su historia se disputará sin público en las gradas a consecuencia del coronavirus, que ha obligado a crear una 'burbuja' de protección sanitaria. Y en ese escenario atípico, Djokovic será el centro de atracción. Sin Nadal ni Federer, el número 1 mundial busca su 18º Grand Slam para acercarse a los 19 y 20 del mallorquín y el suizo. Ese es el gran objetivo del tenista serbio, que ya sabe lo que es ganar el título (2011, 2015 y 2018).

Djokovic ya conoce lo que es ganar con ese silencio, sin el ánimo de los aficionados, solo con el sonido del golpeo a la bola y eso no ha cambiado con el estruendo de los aviones que cruzan el cielo de Nueva York. Djokovic lo ha probado y demostrado con su victoria en el Masters 1.000 de Cincinnati. El número 1 se impuso a Raonic bajo ese silencio y también con el ruido provocado por su anuncio de crear de una nueva asociación de jugadores (PTPA) que fue aprobada por los jugadores que están en Nueva York. Una asociación que quiere proteger los derechos de los tenistas, que nace sin el beneplácito de Nadal ni Federer, ausentes. Tampoco estará el francés Benoit Paire, expulsado tras dar positivo en coronavirus.