En el clásico más caliente nunca visto en este siglo de la Liga francesa perdió el PSG ante el Marsella (0-1, gol de Thauvin). Y entró en combustión Neymar, indignado por los ataques de racismo que recibió de Álvaro González, el central español del equipo marsellés. Así lo denunció el brasileño, que fue uno de los cinco expulsados de una noche vergonzosamente volcánica.

Lo hizo Neymar mirando primero a los micrófonos de las cámaras de televisión ("le pegué porque es un racista, por eso le pegué, es un racista") y después lo reiteró a través de su cuenta de Twitter en unas horas sin fin para expresar su ira. "Mi único arrepentimiento es no haberle dado en la cara a ese gilipollas", escribió el delantero, que se expone ahora a una dura sanción.

Un castigo disciplinario de la federación francesa porque Neymar, en medio de la batalla campal que se vivía en el Parque de los Príncipes, le soltó una colleja por detrás al excentral del Espanyol y Villarreal, entre otros equipos. El árbitro no le vio. Pero recibió un mensaje de los colegiados que estaban en la sala del VAR, que le instaron a revisar la jugada en la pantalla. Ahí tomó la decisión de expulsarle.

Álvaro se quedó en el campo, acabó el partido y disfrutó de la victoria sobre el PSG, que ha iniciado de forma horrible el campeonato: dos partidos, dos derrotas, 0-1 ante el Lens, 0-1 contra el Marsella. Dos que son tres derrotas porque la última de la pasada temporada fue en la final de la Champions. Y por idéntico resultado: 0-1 ante el Bayern, certificando el desastroso inicio de temporada parisino. "El Var captó mi agresión, ahora quiero ver la imagen de racista llamándome mono hijo de puta", escribió Neymar colocando en mayúsculas esos insultos que dijo recibir de Álvaro. Ese último mensaje del brasileño lo publicó ya pasada la medianoche del partido, enzarzado en una batalla en las redes sociales.

"No existe lugar para el racismo. A veces hay que saber perder y asumirlo", había escrito Álvaro acompañando ese mensaje de una foto con compañeros suyos de color. A eso respondió un indignado Neymar, avalado luego por Dani Alves, el exjugador del Barça.