Las elecciones a la Federación Española de Fútbol (RFEF), sin la candidatura de Iker Casillas ni de ningún rival, fueron ayer un baño de multitudes de un Luis Rubiales reelegido cuatro años como presidente. En sus declaraciones, Rubiales hizo el habitual repaso de los méritos propios y unas pocas referencias a los proyectos de futuro, aunque una con contundencia sobre el gran reto: organizar el Mundial del 2030.

"Es el proyecto del país más importante que tenemos después de la pandemia. Vamos a luchar por conseguir ese ansiado Mundial", sentenció Rubiales sobre una iniciativa que cuenta con el excepcional apoyo firme e inequívoco", según dijo, del presidente de LaLiga, Javier Tebas, su enemigo íntimo. Hará falta para afrontar el reto organizativo más ambicioso del fútbol español en 40 años.

Con o sin Mundial, el proyecto más importante que tiene Rubiales por delante es restaurar el diálogo y la concordia con el resto de estamentos del fútbol. A otro nivel está recuperar la buena imagen de la RFEF y de sus decisiones entre la mayoría social del fútbol, también más allá de las dos divisiones profesionales. "Vamos a intentar que se profesionalicen determinadas competiciones", dijo Rubiales. "Pero lo va a liderar la Federación", apostilló en una referencia al fútbol femenino.

Las grandes decisiones sobre el fútbol no profesional se han precipitado por la pandemia de coronavirus. El proyecto está en marcha y el destino es reorganizar en divisiones rentables la tercera categoría.

Luis Rubiales (Las Palmas, 1977) iniciará su segundo mandato, el primero completo, al frente del organismo federativo. El expresidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) dirige la RFEF desde mayo de 2018, cuando se impuso por mayoría absoluta (80 votos frente a 56) en la primera votación a Juan Luis Larrea; ambos se presentaban al cargo tras la destitución de Ángel María Villar por el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), inhabilitado definitivamente a finales de 2017 por su implicación en la operación Soule.

El ya nuevo presidente de la RFEF ha sido el único candidato en las elecciones, presentando más de cien avales, después de la renuncia del exportero del Madrid y de la selección española Iker Casillas, que entendió que no se daba "un proceso electoral justo" para poder optar con las garantías suficientes.