Si Nadal debía tener problemas en su estreno en Roland Garros no se los iba a dar Egor Garasimov. En dos horas y cinco minutos, el campeón del torneo se deshizo de un rival que jugó ayer su primer Roland Garros y que solo había disputado seis partidos en el circuito, a pesar de sus 27 años. La diferencia era demasiada aunque el tenista bielorruso se dio el placer de ganar el primer juego en blanco y en en un minuto e incluso le hizo un break a Nadal en el tercer set, adelantándose por 2-0. Lo podrá contar a sus nietos, poco más.

Nadal no estaba para bromas. Aprovechó esta cómoda primera ronda para acumular minutos y sensaciones ante las condiciones que encontrará cara a compromisos más complicados. El astro balear quería entrar pronto en calor, a pesar de los 15 grados que había ayer en París. Probar esas bolas nuevas que tan poco le gustan y las condiciones de una pista pesada y lenta que no le permiten lanzar su derecha top spin con la altura que desea.

El número 2 mundial hizo pocas concesiones, se mostró cauto y paciente para buscar el mejor tiro e intentó acortar los puntos. Nadal acabó el partido con 32 golpes ganadores. "Tengo que hacer más daño con cada golpe. Hice un partido correcto, pero podía ser mejor", valoró después del estreno.

Mejores sensaciones encontró Dominic Thiem en su debut ante un rival más duro como el croata Marin Cilic. El tenista austriaco, campeón en el Abierto de EEUU, resolvió el partido con autoridad por 6-4, 6-3 y 6-3. Se encontró cómodo con las condiciones de la pista pesada y el frío. "Vengo de Austria y muchas veces he jugado así. Me gusta", dijo.

Más problemas tuvo Garbiñe Muguruza para deshacerse de la eslovena Tamara Zidansek (número 81 mundial). La española, campeona en 2016 en París, vivió tres horas sobre una montaña rusa hasta alcanzar la victoria ante una rival que le forzó al límite y obligó a sacar los mejores golpes para dar la vuelta a un 0-3 en contra en el tercer set y evitar el KO para acabar ganando por 7-5, 4-6 y 8-6.