La selección española mantiene el liderato del Grupo G de la Liga de Naciones tras rebajar su brillantez, ver disminuido el efecto Ansu Fati y sacar máximo partido de un regalo de Suiza que convirtió en gol decisivo Mikel Oyarzabal, para firmar un triunfo trabajado.

Se alejó del brillo de sus últimos partidos España. Suiza fue un rival incómodo que impidió que mostrase su identidad. Faltó posesión con criterio, triangulaciones y generación de espacios, fluidez en su fútbol. Luis Enrique prolongó un rejuvenecimiento del bloque con un ataque en el que Oyarzabal parecía veterano con 23 años. Regresó la figura del falso nueve y a sus espaldas jugadores sobrados de descaro: Ansu Fati, Ferrán Torres y Dani Olmo.

Sin brillantez del bloque, apenas disfrutaron de la opción de encarar en uno contra uno. Lo intentó Ansu en el escenario donde se lució ante Ucrania para convertirse en una realidad de la selección. Solamente desbordó en una acción ante dos rivales que acabó con un empujón ante el que pidió penalti.

El duelo había quedado condicionado a los 14 minutos por un peaje de ideales innegociables para Suiza. El balón siempre jugado desde atrás, por grande que sea el riesgo. Luis Enrique lo sabía y lanzó arriba la presión. La duda del central, el pase al centro del portero y el resbalón de Xhaka se convirtió en un regalo en bandeja. Mikel Merino robó y Oyarzabal no perdonó. Pero no respiró España hasta el pitido final en su defensa de liderato porque fue incapaz de sentenciar ante un rocoso adversario.