Iga Swiatek es su nombre. Llegó a París como una desconocida y dos semanas después se coronó como la nueva reina de Roland Garros. Con 19 años y muy poca experiencia en el circuito, esta tenista polaca destrozó a Sofia Kenin (6-4, 6-1).

En 1 hora y 24 minutos Swiatek cerró con una derecha cruzada una victoria que ni ella misma soñaba. Impecable y contundente de golpes la tenista polaca no dio opción a Kenin, sexta jugadora mundial, a la que sus problemas físicos en el muslo izquierdo tampoco le han ayudado a plantar batalla.

Con su gorra de béisbol, una camiseta blanca, con mangas largas, que caía sobre la falda y las mallas, también blancas, por encima de la rodilla, Swiatek acabó el torneo sin perder un set y cediendo solo 28 juegos, jugando la final como si fuera un partido de una primera ronda sin demostrar esa tensión y nervios que iban pordentro. Su visión y comprensión del juego son excepcionales y todo el torneo ha parecido ir un paso por delante de sus rivales.

Swiatek se convierte en la tenista de menor ránking (de la 54 el lunes estará entre las 20 primeras) desde que Mima Jausovic ganó el título en el 1977.

"He visto recibir muchas veces la copa a Nadal por la televisión y hoy soy yo la que estoy aquí. Para mí es increíble y de locos", explicó emocionada con la Copa Suzanne Lenglen, con unos nervios que no se habían visto sobre la pista

Welcome to the Jungle de los Guns N'Roses, sus favoritos, la han acompañado durante dos semanas intensas e increíbles. Swiatek, hija de un olímpico de re remo en Seúl 88, ha bailado a su ritmo el mejor tenis para llevarse el primer título de su vida profesional. No es una copa cualquiera, es Roland Garros, un Grand Slam y un premio de 1,6 millones de euros. La misma cantidad que llevaba ganada desde los 15 años, cuando sin ránking WTA , los organizadores del ITF de Estocolmo le dieran una invitación. La aprovechó.