Todo empieza y acaba en el Liceo. Porque el Barça llevaba 26 victorias seguidas en liga desde que el año pasado perdió en el arranque liguero en el Palacio de Riazor Palacio de Riazory la racha llegó a su fin también conta el equipo coruñés, que asaltó el Palau Blaugrana. Los verdiblancos se impusieron por 3-4 en un partido intenso, de calidad suprema, físico y trepidante. No es un triunfo más. Es el que confirma que las aspiraciones de este equipo en esta temporada van muy en serio. No ganaba el Liceo en el Palau desde 2009. La última vez que había puntuado había sido en 2016. De un plumazo, todas las estadísticas rotas.

La primera parte fue un ir y venir constante de una portería a otro, con Sergi Fernández en el bando local y Carles Grau en el coruñés como dos muros. El primero en marcar fue el Barcelona a pesar de que Jordi Adroher había tenido una directa minutos antes. João Rodrigues se aprovechó de un penalti qu aunque Grau rechazó, pero le quedó franca la bola para abrir el marcador. No se rindieron los visitantes. Adroher tuvo otra directa. No fue a bola parada, pero sí con un potente disparo como firmó el 1-1 antes del descanso.

Cambió un poco el guión. El Liceo se parapetó en defensa y desquició al Barcelona, que no se encontraba agusto ni veía cómo meterle mano al equipo de Juan Copa. Ni siquiera en superioridad por la azul a Roberto di Benedetto. No se movió el marcador hasta la recta final, en la que ambos echaron el resto. Los coruñeses estaban muy atentos a los robos. Uno en el centro de la pista propició la contra del pichichi francés, que hizo el 1-2. Poco después, en una falta, César Carballeira lanzó un misil para el 1-3.

El Barcelona se lanzó a la desesperada a intentar recortar la distancia. Lo consiguió de rebote, en una jugada en el área que finalmente remató Helder Nunes en el segundo palo. Pero se quedaba sin tiempo y cualquier error sería crucial. La azul a Pau Bargalló dejó a Adroher de nuevo frente a Sergi Fernández en el punto de la directa. A la tercera va la vencida y con una calidad exquisita el 77 puso el 2-4. No era todavía el defintiivo. A 54 segundos para el final, los árbitros señalaron penalti en el área liceísta que Nunes se encargó de ejecutar ante su excompañero en el Porto Carles Grau. El Liceo defendió como pudo esos últimos segundos. El premio era gordo. Algo más que tres puntos.