Es el equipo de moda. Azul. Color Suzuki. Es la moto de moda porque tiene el paquete completo: gran chasis, que permite a sus pilotos mostrar todas sus habilidades, y un motor estupendo, suficiente para defenderse en las rectas. Y, sobre todo, la moto del nuevo líder del Mundial de MotoGP, el mallorquín Joan Mir, la máquina del último vencedor, el catalán Álex Rins, es la que mejor conserva los neumáticos, virtud vital en las últimas vueltas de un GP, cuando se deciden las plazas del podio.

Mir y Rins, la apuesta de Suzuki, se han convertido en el tándem (trío, contando la Suzuki) del Mundial. Todo el mundo les da como favoritos al título. "No hay duda de que, aunque no haya ganado aún un solo GP, Mir sabe correr para ser campeón, pues siempre suma", dice el subcampeón Andrea Dovizioso. "Eso es algo que he aprendido de Marc (Márquez)", replica Mir. "A pelear por el podio siempre pero, si no es posible, conseguir el mayor número posible de puntos, claro que Marc, cuando no ganaba, hacía segundo".

Es evidente que si Rins no se hubiese dañado el hombro derecho en el primer fin de semana de la temporada, probablemente estaríamos viendo a los dos azules en la cúspide de MotoGP. "Yo he sufrido mucho, sí, pero ya no le doy más vueltas a eso. La victoria del domingo me recompensa y me permite agradecer a todo el mundo lo mucho que se han preocupado por mí, apoyado y confiado en que volvería a ganar", señala el catalán.

Cuando le preguntas a Rins si le salió la carrera perfecta, Álex dice: "No creas, no creas, que alguna vez me he ido largo, pero estoy superfeliz por la carrera. En MotoGP nunca me había puesto primero escapado, nunca lo había hecho". ¡Ojito al dato! Es el octavo ganador de este Mundial: Fabio Quartararo, Andrea Dovizioso, Maverick Viñales, Franco Morbidelli, Miguel Oliveira, Danilo Petrucci, Brad Binder y él, Álex Rins.

Se da la circunstancia de que el catalán se extrañó mucho cuando llegó a la parrilla porque se sentía demasiado sereno, tranquilo, apaciguado. "Y me dije: 'Álex, muévete un poquito, espabila, ponte las pilas que ¡sales 11º!, así que vamos a pensar cómo lo hacemos'. De verdad, no creía que estar tan tranquilo fuese una buena cosa. Y, mira, en cuanto se ha apagado el semáforo, he salido disparado". Y, sí, en la primera vuelta ya era cuarto, es decir, había pasado a siete pilotos; en la quinta, segundo y, en la octava (de 22), ya era líder, hasta la bandera a cuadros.

"En efecto, sí, sí, he salido mejor que nunca y, cuando he llegado a Maverick (Viñales), he pensado: 'Vamos, Álex, pásale cuanto antes que tienes más ritmo'. Me he puesto primero y he cuidado las gomas para poder aguantar hasta el final", sigue contando Rins, que no había pensado que le saldría una carrera tan redonda. "Eso sí, este fin de semana le decía a mi equipo que quería hacer un Lorenzo, ponerme primero y escaparme. No me he escapado mucho, pero he logrado una victoria muy parecida a las de Jorge".

El vencedor de Suzuki reconoció que había pasado "momentos duros" y por eso quería dedicar esta victoria al equipo, a Suzuki y a todos los que han estado apoyándole en esos momentos difíciles. "Y, sí, este triunfo significa mucho para mí, demostrando que, en esto del deporte, si peleas, si luchas, puedes pasar del sufrimiento a la felicidad absoluta.

Mir, que reconoce tener una relación más profesional que personal y/o amistosa con Rins, está convencido de que, si al final, Álex tiene que ayudarle a ganar el título lo hará. Es más, Rins lo ha dicho públicamente. "Los dos trabajamos pensando, primero, en el bien del equipo y, además, todos los avances nos mejoran a los dos. Es evidente que para Suzuki, tras dos décadas de ostracismo, este liderato es fantástico".

Eso sí, Mir se llevó el domingo una decepción: "El liderato de MotoGP es fantástico, pero yo estaba para ganar. Así que, este domingo, voy a salir a ganar, no a defender el liderato. Ser primero solo vale en la última vuelta de la última carrera", concluye el piloto balear.