El Sevilla comenzó su andadura en la Liga de Campeones 2020-21 con un positivo empate sin goles en su visita a su teórico rival más duro del grupo, el Chelsea inglés, un duelo donde los dos equipos adolecieron de mordiente ofensivo y sin grandes ocasiones.

El equipo sevillista rayó a buen nivel competitivo en Stamford Bridge, donde mostró su identidad, y se volvió con un punto, óptimo por ser a domicilio y por la entidad de un rival, que tampoco amenazó como se esperaba por su potencial ofensivo, siempre controlado por los de Julen Lopetegui.