El Madrid hincó la rodilla ante el Shakhtar Donetsk (2-3) para comenzar, por primera vez en su historia, con derrota en la Liga de Campeones. Además de hipotecar el pase a la siguiente ronda, el equipo blanco afeó aún más su imagen antes de disputar el Clásico del próximo sábado. Todo son malas noticias en Valdebebas. Segunda derrota consecutiva, tres goles encajados y sin patrón de juego. Zidane, su alineación, y esta versión pobre del Madrid recibieron una moción de censura en toda regla.

La noche comenzó con varios avisos de los ucranianos antes de que llegara la primera puñalada. El mensaje fue claro, el experimento de Zidane con sus delanteros Rodrygo y Jovic no sirvió. En defensa, un coladero constante con Varane y Militao compitiendo por ver quién concedía más metros al rival y en el centro del campo, agua, pese al músculo acumulado con Valverde y Casemiro. La apuesta de Zidane fue justo la contraria a la que demandaba el guión, sobre todo por la reciente derrota ante el Cádiz. El técnico francés recogió cable al descanso, confirmando que Jovic no vale para ser delantero del Madrid, ni Rodrygo, lejos de la frescura de la temporada pasada. Cualquier jugador del Castilla merecería también las mismas oportunidades.

Hasta que Zidane despertó, el roto fue enorme, una paliza sin paliativos tras una primera parte primorosa de los ucranianos en el peor momento posible para el Madrid, a tres días de jugar contra el Barça. El único que estuvo a la altura fue Courtois, decisivo para mantener con vida a los suyos.

Tetê fue el primero en batirle. No falló con un zurdazo raso y duro. El gol no cambió la actitud de un Madrid que ni presionó, ni achuchó, ni demostró galones en su competición fetiche. Cuatro minutos después llegó el 0-2. En esta ocasión, el gol lo patrocinó Militao, incapaz de meter la pierna a Dentinho, que obligó a Varane a correr a contracorriente para marcar en propia meta. Zidane no sabía dónde meterse.

La traca final la encendió Salomon, a dos minutos del descanso, en otra sensacional jugada del Shakthar, al que le dio igual las seis bajas con las que llegó a la capital. Con un banquillo lleno de juveniles, un portero de 18 años y una defensa improvisada, los de Luis Castro no solo dieron la cara, sino que firmaron uno de sus mejores partidos para llevarse tres puntos de oro.

En la segunda parte Zidane movió ficha. La vergüenza era tan evidente que los cambios se hicieron solos. Benzema y Vinicius hicieron creer en la remontada. Modric recortó distancias con un gran chut desde fuera del área y Vinicius, en su primera intervención, logró el 2-3. No hubo manera de meter mano al Shakhtar, que perdonó hasta en dos ocasiones más. Los blancos la tuvieron en botas de Fede Valverde, corría el minuto 91, pero el árbitro decidió anular el gol tras consultar en el VAR la posición de Vinicius, que molestó al portero rival.