Hay ciclistas que cuando se van de vacaciones, al menos en el mundo que se conocía antes de la pandemia, cogen el avión, atraviesan el Atlántico y buscan el contacto del mar junto a alguna palmera del Caribe. Todos, o casi todos, todos menos Tim Wellens, el ciclista belga que ayer se impuso en la meta de Sabiñánigo tras culminar la fuga del día.

Tomás Guitarte, el diputado de Teruel Existe, estaría orgulloso de Wellens y también de su compañero del Lotto y amigo, ahora en el Giro, Thomas de Gendt, quien de hecho fue el artífice de la idea. "Él se encargó de todo, reservó los hoteles, buscó las rutas, fueron unos paisajes vacíos pero hermosos, aunque pasamos mucho frío", explicó tras la victoria. Terminó la temporada 2019 y Wellens y De Gent se fueron a Teruel, más o menos por esta época, cuando el mundo era normal. Bautizaron las vacaciones como el viaje a las Montañas Vacías y durante cinco días recorrieron en bici, a través de 680 kilómetros, los parajes de Teruel y también de Cuenca, vieron nacer el Tajo y subieron hasta Javalambre donde el año pasado ganó, precisamente en la Vuelta, Ángel Madrazo, El Gorrión de Cazoña.

Wellens y su amigo De Gent, coleccionistas de etapa, corredores de calidad, de los que cuando se escapan, como ayer, acostumbran a ganar son amantes de las grandes excursiones en bici. Si el año pasado recorrieron la España vacía, hace dos se fueron a correr el Giro de Lombardía y al acabar la clásica italiana regresaron a Bélgica en bici. Y de haber sido el 2020 un año normal querían viajar, siempre en bicicleta, desde Mónaco hasta Polonia. "Pero es un año muy complicado por lo que vamos a descansar al acabar la Vuelta y lo dejaremos para otra ocasión".

Wellens tuvo que dejarse el alma en la escapada. "Casi dos horas costó consolidarla", porque había un repecho muy goloso en los últimos 500 metros de Sabiñánigo y equipos como el Ineos, que está en todas partes, no quería dejar pasar la ocasión para que Richard Carapaz arañase algún segundo al resto de favoritos, aunque al final fue, como siempre, el líder Primoz Roglic el que aventajó al resto de contrincantes. Y con caída de Dan Martin en los metros finales los jueces tuvieron que deliberar que tiempo le daban y donde lo ubicaban después de que Roglic consiguiera cuatro segundos extras gracias a su demarraje.

Wellens, el ganador, pudo recrearse por los parajes vacíos del norte de Aragón, en una etapa que partió de una Huesca confinada. Pero si ayer hubo paisajes vacíos no fue tanto porque no hubiera habitantes, como sucedió el año pasado en Teruel, sino porque todo se hace a carretera, a pueblo y a montaña vacía, como sucederá hoy en la ascensión final de la sexta etapa, a una estación de esquí de Formigal que ha tenido que sustituir al esperado y añorado Tourmalet, por la negativa francesa a permitir el paso de la Vuelta, a su territorio, debido a la dichosa pandemia.

El Tourmalet, quizá la montaña más mítica del planeta ciclista, se quedó este año también sin Tour, como Wellens que se cayó y lesionó antes de la ronda francesa. De ahí su alegría tras triunfar ayer en Sabiñánigo.