Todavía no había entrado en vigor el toque de queda decretado por el estado de alarma y los tres equipos coruñeses que compiten en la OK Plata, el Compañía de María, el Dominicos y el Liceo, que el pasado fin de semana se desplazaron a Cataluña, ya se encontraron con muchísimas dificultades para cenar después de sus respectivos partidos en Tordera, Maçanet y Capellades debido a las restricciones locales y tuvieron que tirar de recursos para reponer fuerzas al término de la jornada deportiva. Al Compañía de María le echó un cable el conjunto anfitrión y cenó en las gradas del pabellón. El Dominicos, con el restaurante ya cerrado, lo hizo en la recepción del hotel. Y el filial verdiblanco tenía encargadas unas pizzas que los jugadores comieron en el autobús de regreso a su base. Por suerte, ninguno juega este fin de semana fuera de casa -el Liceo lo hace en casa y hay jornada de descanso para los tres de la OK Plata-. Porque e la próxima ocasión habrá que volver a tirar de ingenio.

Ahora la situación se complica todavía más dado que el toque de queda en Cataluña se adelanta a las 22.00 horas, 60 minutos antes en el caso de las instalaciones deportivas. Obligará a un cambio en la hora de los partidos, normalmente programados para las 21.00, lo que a su vez será complicado por la reducción de las frecuencias aéreas a la Ciudad Condal. Sin el vuelo de las siete de la mañana que solían utilizar, los equipos coruñeses no llegan allí hasta las cuatro de la tarde, con el tiempo justo para llegar y jugar. Dificultades añadidas de una temporada que ya se presentaba complicada de por sí. Porque los equipos no se suelen alojar en las localidades donde disputan los partidos sino en el mismo hotel cada fin de semana. El Liceo lo hace en Casteldefells, el Dominicos en la autopista entre Barcelona y Girona y el Compañía en Hospitalet de Llobregat. El viaje, por tanto, implica coger el avión, en el aeropuerto un autobús hasta estas localidades y de allí, al lugar del partido. Y cuando estos acaban, normalmente sobre las once de la noche, de vuelta en bus al hotel.

Las cenas por eso se presentan como otro problema. Las aplicaciones de servicio a domicilio son un recurso, pero con el toque de queda ya no podrán funcionar más allá de las diez de la noche. Ya el pasado fin de semana la situación fue complicada. El Tordera, rival del Compañía de María, se ofreció a ayudarle. Un restaurante de la localidad envió un menú a cada jugador y el club anfitrión les permitió quedarse después del partido a tomarlos sentados en las gradas del pabellón. El Dominicos, que jugó en Maçanet, regresó al hotel a medianoche. La cocina del restaurante ya estaba cerrada pero les ofrecieron montarles unas mesas en la recepción para que pudieran cenar. El Liceo, en cambio, ya llegó al hotel con los deberes hechos tras jugar en Capellades. El club encargó unas pizzas y los jugadores las degustaron en el autobús, una modalidad que ya había utilizado también el primer equipo en su desplazamiento a Igualada.

La Generalitat todavía no ha precisado si el cierre de los pabellones a las nueve de la noche afectará también a los equipos que compiten en categorías nacionales, pero las federaciones catalanas de las distintas disciplinas ya están en pie de guerra. En una categoría no profesional, incluso en la OK Liga en la que solo lo son tres equipos, los entrenamientos y los partidos son a horas intempestivas, generalmente a partir de las nueve de la noche, porque es cuando la mayoría sale de sus trabajos o finaliza sus estudios. La viabilidad de la competición queda entredicho. Todo son dificultades. Y ninguna ayuda para los clubs que se las ven y se las desean para adaptarse cada semana a las nuevas circunstancias que van surgiendo, con el cansancio acumulado de los últimos meses.

Aplazado el Borbolla

El nuevo equipo en sufrir las consecuencias de la pandemia es el Borbolla. Su partido de la sexta jornada, que iba a disputarse el sábado en el pabellón de Monte Alto (16.00 horas) contra el Girona, ha quedado aplazado por un positivo en el conjunto catalán, que ya acumula tres fines de semana sin poder jugar. Esta suspensión es la número treinta y uno entre las tres competiciones nacionales de hockey sobre patines en solo cuatro fines de semana, el segundo de la jornada en la OK Liga femenina tras el Igualada-Areces.

El conjunto dirigido por Santi Martínez, en su regreso a máxima categoría, ha perdido los cinco partidos que ha jugado hasta el momento, contra Alcorcón, Cuencas Mineras, Manlleu, Cerdanyola y Telecable Gijón, y buscaba ante las gerundenses su primer triunfo del curso. El aplazamiento da tiempo a las lesionadas en el último encuentro, Julia Cabanas y Bea Pereira, a recuperarse de los golpes y llegar con garantías al duelo.