El Barcelona acabó con su depresión liguera ante el Betis gracias a la aparición de Leo Messi, suplente por primera vez en más de diez meses, y al instinto de Ousmane Dembélé, cuya electricidad fue decisiva para encarrilar la victoria.

El equipo de Ronald Koeman es un cohete en la Champions, pero se gripa en el campeonato doméstico. Después de cuatro jornadas sin ganar, incluido el clásico como local, el Barça pudo por fin redimirse con un partido que tuvo varias fases y donde supo imponer su oficio para evitar más sustos a estas alturas del campeonato.

La suplencia de Messi lo acaparó todo al comienzo. El segundo entrenador del Barça, Alfred Schreuder, explicó antes del partido que Messi "no está fresco" para jugar de inicio. El argentino asumió el banquillo con naturalidad y aplaudió los goles de sus compañeros. En concreto, el que adelantó a los blaugranas en el ecuador del primer acto. Dembélé fue todo potencia sin control. Un zurriagazo del francés destrozó las tablas del arranque.

El gol no apagó las ofensivas del Betis. Los de Manuel Pellegrini hicieron gala de su valentía con un remate de Willian Carvalho y con varios lanzamientos de Tello, pero sobre todo con la profundidad de Álex Moreno.

Para colmo del Barça, el 1-1 llegó después de que Antoine Griezmann fallase un penalti. El francés se topó con Claudio Bravo, un viejo conocido de la Real Sociedad, y negó su rehabilitación completa. Griezmann no termina de encontrar sus mejores sensaciones vestido de blaugrana.

Koeman no lo dudó y minutos antes del gol del Betis, como si previera la tormenta, puso a calentar a Leo Messi. El argentino tardó tres minutos en poner patas arriba el partido con una acción brillante que finalizó Griezmann. Su movimiento arrastró a Bartra para que el galo marcase con un pase a la red. La ansiedad desapareció por completo en un abrir y cerrar de ojos.

El Betis contestó con la posesión, así intentó frenar el mejor tramo del Barça, pero le fue realmente difícil cuando Dembélé se hacía dueño del balón. Otra buena acción del francés terminó en penalti por mano de Mandi, tarjeta roja directa y gol de Messi desde los once metros.

Los verdiblancos cogieron aire con Aitor Ruibal en la banda derecha y con un Loren hambriento que no quiso fallar a su cita con el gol ante el Barça por tercera temporada consecutiva. La diana de Loren, nuevamente construida por Álex Moreno, dio algo de picante al cuarto de hora final, el cual perdió la emoción cuando Messi fusiló a Bravo con rabia. Pedri cerraría la goleada azulgrana.