¿Problemas en la pintura? ¿Pésimos porcentajes de tiro? ¿Inconsistencia en el ritmo? El Leyma Coruña hizo olvidar de un plumazo la imagen que había dejado en su primer y único partido de la temporada con la derrota, ya hace dos semanas y media, contra el Valladolid. En Burgos, los naranjas, todavía sin su último fichaje, Gary McGhee -tampoco jugó Taiwo Badmus-, despejaron todas las dudas del debut. Todavía con mucho margen de mejora, el equipo de Sergio García dio una pequeña muestra de lo que puede llegar a ser y solo un punto de relajación en el tercer cuarto fue su punto débil. Si bien la práctica incomparecencia del rival no ayudó para calibrar el nivel del Leyma, este progresa adecuadamente en medio de todos los problemas que le trajo este inicio de la LEB Oro.

El de Burgos tenía que haber sido el primer partido, pero dos positivos del contrario aplazaron el duelo, como también pasó con el de la tercera jornada contra el Breogán. Como en la cuarta a los coruñeses ya les tocaba descansar, se encontraron con dos semanas y media de parón. Malo por un lado. Bueno para dar tiempo a recomponer al equipo. Si la marcha de Blackwell y la lesión de Barro habían dejado a la plantilla sin pívots, ayer fueron precisamente el recién llegado Justin Raffington y el recién recuperado de sus problemas físicos Abdou Thiam dos de las mejores noticias. El alemán, muy solvente, haciendo su trabajo, callado y discreto, pero sumando y sumando hasta 12 puntos y 11 rebotes. El senegalés, con hambre después de estar inactivo toda la pretemporada, se fue también hasta los 11 puntos. Y eso que a ambos les tocó lidiar con el jugador más entonado del bando local, Mou Barro, que firmó 20 de valoración.

Si los hombres grandes se reivindicaron -Vega estuvo excelso en el primer cuarto, motivado por su regreso a Burgos, y Jakstas dio píldoras de su inteligencia en el juego, siempre con un pase extra para el compañero mejor posicionado-, también se desentumecieron las muñecas, sobre todo al final. En el tercer tiempo hubo un parón por problemas en la mesa. El Burgos se había acercado a diez puntos (35-45) y la reacción naranja arrancó con un triple de Zach Monaghan. En los últimos diez minutos caerían seis más, otro del base estadounidense, que con varias acciones en ataque hizo recordar al mago que encandiló a la afición en su anterior etapa -aunque con más problemas en defensa-, otros de Jakstas y Belemene y tres de Osvaldas Matulionis.

El partido había empezado con más fallos que aciertos, pero con un Burgos que solo se presentó en cuerpo para el primer cuarto, con solo cuatro puntos anotados (4-22), un guión similar, pero al revés, al Leyma-Valladolid, en el que el inicio desastroso había sido el coruñés. Los naranjas administraron la renta, se gustaron, pero bajaron el ritmo en el tercer cuarto solo para volver a acelerar en el último.