El Liceo superó con nota la prueba que suponía la visita a la pista del Voltregá, una de esas en la que siempre es muy complicado ganar, y ante un equipo muy bien organizado y dirigido por Manolo Barceló, con un Blai Roca muy inspirado en la portería, sobre todo en la primera parte, y que encima tuvo la fortuna de adelantarse en el marcador. Los verdiblancos se vieron obligados a tirar de oficio para bregar y bregar, encontrar el hueco por donde no lo había, empatar, aunque fuera con suerte, y después se encomendó a su calidad individual, que es mucha. La tuvo Marc Grau para el 2-1 y también Jordi Adroher en el que fue el momento clave del duelo. Los verdiblancos, con nueve faltas, estaban ante la amenaza de la décima pero una azul a Canal puso al ex del Benfica en el punto de la directa. Con su magia habitual, cruzó la bola en el aire delante del portero para sentenciar el duelo para los coruñeses.

La visita al Oliveras de la Riva siempre está marcada en rojo en el calendario de Juan Copa. La alarma subía de nivel porque que era el segundo partido de un maratón de tres en seis días que además tiene que afrontar con una rotación menos por la lesión de Roberto di Benedetto. No se equivocaba el míster. El Voltregá devolvió los golpes, incluso se vio con ventaja después de una azul a Oruste que puso en bandeja el lucimiento al especialista Gerard Teixidó. Torres empató antes del descanso, con las paradas de mérito en ambas metas como impedimento para más goles. El Liceo ya fue superior en el segundo tiempo. Se hizo con el mando y no lo soltó, pero como Roca mantenía su exhibición, le costó encontrar puerta, aunque Grau y Adroher se saben bien el camino del gol. Torres anotó el cuarto cuando el Voltregá se la jugó sin portero. La mejor forma para cerrar la séptima victoria, mantener el plano y alcanzar al Barça en el liderato, todavía con un partido menos. Mañana, si gana en Lloret, ya será solo suyo.