El Madrid sumó su cuarta victoria consecutiva en LaLiga al superar al Eibar en un encuentro marcado por unos primeros minutos excelsos de los blancos, que con Modric a los mandos y con Benzema intratable lograron tres puntos para igualar con el líder, el Atlético.

Los de Zidane llegaron a Ipurúa en su mejor momento de la temporada, con el impulso de tres victorias contundentes en el retrovisor y con ganas de aumentar la racha en un estadio en el que históricamente casi siempre triunfó, con la excepción de la derrota del curso 2018/19 (3-0).

El brillo de anteriores duelos aumentó hasta un nivel sobresaliente en los primeros minutos, en los que el conjunto blanco firmó sus mejores momentos del curso. Y, por encima del resto, sobresalió Modric.

El centrocampista croata parece encontrarse como en el jardín de su chalet cada vez que pisa el césped de Ipurúa. Sobre ese verde, otras temporadas ofreció auténticos recitales. Fue capaz de eclipsar el partido de otros protagonistas como Benzema, Bryan Gil o Kike García, que también escribieron su historia en el acto inicial.

El balcánico sacó a relucir todos sus recursos y bajo su batuta el Real Madrid consiguió, a base de una precisión exquisita, alejar la presión asfixiante que propuso Mendilibar. Una y otra vez superó las líneas del Eibar y no tardó en adelantarse con dos goles en el marcador.

Primero, con un tanto de Benzema. Modric inició la jugada del gol con un pase con el exterior al brasileño Rodrygo Goes. El sustituto de Vinícius Júnior, única novedad del once de Zidane, se inventó un pase por encima de Bigas que amansó el francés para batir a Dmitrovic.

Y, segundo, con el premio justo para Modric, que finalizó una jugada coral con un remate desde el borde del área a los trece minutos. El Eibar aún pudo recibir el tercero, pero Benzema no acertó con un cabezazo clarísimo tras un pase, como no, del jugador croata.

El error de Benzema dio aire al Eibar, que insistió en su presión hasta conseguir anular al cuadro madridista. Empezó a recuperar balones cerca del área de Thibaut Courtois y entre la velocidad y verticalidad de Bryan Gil y la insistencia de Kike García, se metió en el partido.

Lo hizo gracias al robusto delantero del Eibar. Una pérdida de Lucas Vázquez acabó con el balón en sus pies y recortó distancias con un zapatazo espectacular desde fuera del área que acabó en una escuadra de la portería de Courtois.

El resto de la primera parte fue una oda al fútbol, con multitud de ocasiones en las que pudieron marcar el japonés Muto, Lucas Vázquez e incluso Benzema, a quien anularon un golazo por un fuera de juego milimétrico.

La guerra no terminó en la segunda parte. El toma y daca fue constante, con el Real Madrid agobiado por la insistente presión del Eibar aunque con momentos de inspiración para sacar contragolpes. El 2-2 o el 1-3 se olfateaban en el ambiente. No había tiempo para respirar y sí para errores, como el de Ramos en una mala entrega que no aprovechó Inui, o para los aciertos, como el de Dmitrovic, que salvó un mano a mano ante Rodrygo.

Lució el cansancio general en el último cuarto de hora del partido en Ipurúa, provocando muchas imprecisiones en ambos bandos. Predominó el bombardeo del Eibar sobre área del conjunto blanco y el aguante del Real Madrid fue consistente hasta el final, hasta que Lucas Vázquez, sobre la bocina, definió en un contragolpe.