LeBron James, que rozó el triple-doble, salió al rescate de unos Los Angeles Lakers que se mantienen en lo más alto de la NBA, tras superar hoy con problemas a unos correosos New Orleans Pelicans (112-95) con Zion Williamson al frente.

Pese a lo abultado del marcador, los angelinos solo consiguieron controlar el duelo en la parte final, sumaron así su quinta victoria consecutiva, y encabezan la Conferencia Oeste con holgura con 11 partidos ganados y 3 perdidos, que es la mejor marca de la NBA.

James brilló con 21 puntos (6 de 11 en tiros), 8 rebotes y 11 asistencias y se encargó de sostener a los Lakers cuando peor lo pasaron.

Anthony Davis aportó 17 puntos pero no tuvo su noche de cara al aro (5 de 16), algo que compensaron con creces dos actores secundarios de los de púrpura y oro, Montrezl Harrell y Kentavious Caldwell-Pope, con 16 puntos por cabeza.

Marc Gasol logró 5 puntos (2 de 4 en tiros), 2 rebotes, una asistencia y un tapón en 20 minutos.

Por parte de los Pelicans, que se hundieron en el último parcial tras un partido muy serio frente a los actuales campeones de la NBA, destacaron Zion Williamson y Brandon Ingram, con 21 y 20 puntos, respectivamente.

Los de Nueva Orleans no pudieron contar con Lonzo Ball por lesión y continúan en los últimos puestos de la Conferencia Oeste con 4 victorias y 7 derrotas.

El duelo no comenzó de forma plácida para los Lakers, muy ofuscados en ataque y que veían como un exjugador suyo, Brandon Ingram, salía dispuesto a comerse la cancha. El alero anotó 8 puntos en el primer parcial para darle a los visitantes una ventaja cómoda (20-28).

Mientras los Lakers seguían buscando su puntería (29% de tiros en el primer cuarto), Ingram continuaba a lo suyo y además recibía el apoyo de un Williamson sobrado de potencia en la zona para animar las esperanzas de los Pelicans (30-45 en el ecuador del segundo cuarto).

Sin soluciones en ataque, los de púrpura y oro tiraron de experiencia y se agarraron al encuentro forzando faltas y acudiendo a los tiros libres, donde Davis llevó a los suyos a un 57-58 que sonó a bendición para los Lakers, tras una floja primera mitad.

Tras el paso por vestuarios, los Lakers empezaron tímidamente a funcionar mejor en la parte ofensiva, pero Ingram no dejaba de golpear (67-70 en la mitad del tercer cuarto).

Sin embargo, los Pelicans desaparecieron de repente. Un gran parcial de 15-0, incluido un tremendo mate de James, catapultó a unos Lakers que por fin se encontraban cómodos tras muchas dudas durante el partido (84-74).

La inercia positiva de los locales continuó en los últimos doce minutos con James como director de orquesta.

Y pese a los últimos arrebatos de rebeldía de Williamson, un triple de James a falta de 5 minutos (103-83) llevó a los Lakers a un territorio de amplia seguridad en el marcador, mucho más cómodo de lo que el resto del partido había indicado.