La selección española de balonmano tratará de cerrar hoy (14.30 horas) su andadura en el Mundial de Egipto con un bronce en un encuentro con Francia, del que saldrá ganador el equipo que mejor se recupere del varapalo que supuso quedarse fuera de la final.

Cuando el objetivo es el oro, como en el caso del conjunto español, la medalla de bronce puede parecer un premio menor, pero los Hispanos saben por experiencia propia la enorme diferencia que existe entre acabar en el podio y marcharse de vacío.

Para ello, los de Jordi Ribera deberán volver a apelar a la fortaleza mental que les ha permitido superar las notables exigencias a las que se han visto sometidos desde su arranque en el torneo.

La madurez competitiva les permitió crecer partido a partido, incluso en la derrota frente a Dinamarca en las semifinales, un duelo en el que volvieron a dar un paso adelante jugadores como Dani Dujshebaev o Rubén Marchán. Dos de las mejores noticias que ha deparado este Mundial al conjunto español, que parece contar con argumentos suficientes para abordar con optimismo el obligado cambio generacional que deberá afrontar tras los Juegos Olímpicos de Tokio.

Pero España no quiere pensar ahora en el futuro y fiel a su filosofía afrontará el encuentro con Francia con la máxima intensidad, conscientes de que algunos jugadores, como en el caso del capitán Raúl Entrerríos, será el último que disputen en un Mundial.

“Somos un equipo consciente de la importancia de cada partido y ante Francia nos volveremos a vaciar, porque nos estamos jugando una medalla de bronce que sería muy importante para el balonmano español”, señaló el central español tras la derrota ante Dinamarca.

Además del factor mental, el físico jugará un papel fundamental. Una faceta en la que el conjunto español parece contar con ventaja.Y es que si los jugadores españoles llegaron frescos al tramo final del encuentro con Dinamarca, en el que los Hispanos estuvieron a punto de forzar la prórroga, los franceses parecieron desfondados en los últimos minutos de la semifinal ante Suecia.

Sin embargo, la mayor diferencia existente en estos momentos entre ambos conjuntos está en el juego. Lastrado por la ausencia de un director de juego, Francia acabó viendo reducido su ataque a las arremetidas del lateral Nedim Remili. A lo que sumar la ineficacia de la portería francesa, que cerró las semifinales con tan solo tres paradas.

Mal harían, sin embargo, los Hispanos en confiarse ante un conjunto francés, que no sólo cuenta con estrellas de la talla de Ludovic Fabregas o Dika Mem, capaces de ganar un partido por sí solos, sino que además sabe, como pocos, jugar este tipo de partidos.