El Barcelona cumplió ante Osasuna en la jornada 26 de LaLiga Santander, pendiente del derbi que verán los azulgrana con los deberes hechos gracias a un gol de Jordi Alba sentenciado por Ilaix Moriba, sin resaca copera en El Sadar.

Los de Ronald Koeman no fallaron en la exigencia de sumar de tres en tres en la competición doméstica, para verse a tiro de la cabeza con 56 puntos, por los 58 del líder, con dos encuentros más. Tras la remontada llena de euforia ante el Sevilla para estar en la final de Copa, el Barça doblegó a un Osasuna que no se rindió, muestra de su apuesta por la permanencia.

No hubo resaca pero tampoco fue un ciclón el cuadro catalán. Koeman no movió su once tipo, con Griezmann por Dembélé, sin derroches de energía pero sabedor de que no pueden fallar si quieren pelear la Liga. Osasuna mordió pero no mojó ante Ter Stegen y quiso presionar de inicio. El partido arrancó abierto, con Calleri aguantando bien el balón para dar opciones a los locales.

Así la tuvo Kike Barja, que obligó al paradón de Ter Stegen en la primera ocasión en El Sadar. Messi se esmeró en la maquinaria culé y también como punta. El argentino llevó el susto a los rojillos con un mano a mano ante Herrera que, si no es fuera de juego, hubiera terminado con el meta expulsado. A la media hora, el argentino encontró a su socio Alba y el lateral fusiló el 0-1.

Rubén García tuvo la respuesta local, después de un tremendo control, pero su remate fue al muñeco. Ter Stegen salvó de nuevo a los de Koeman, en un choque demasiado abierto para lo que se jugaba el Barça. Tras el descanso, el conjunto visitante quiso atar más en corto el partido, mandar más, y lo logró con el trabajo que exigió la entrada de Dembélé y la posesión con Pedri.

El francés se asoció con Messi, quien tuvo una buena en la reanudación, y metió atrás a los Jagoba Arrasate. El Barça vivió más cómodo el segundo tiempo hasta que volvió a aparecer Calleri, con un remate que se fue por muy poco. Fue el último servicio del ariete, sustituido al igual que Rubén García. Sin sus dos mejores hombres, el cuadro local no llegó igual a la meta rival.

Adrián y Budimir apenas generaron peligro y en el minuto 83, el joven Ilaix Moriba, con mucha calidad en la frontal en su primer gol culé, rubricó la octava victoria a domicilio del Barça para pensar ya en un resultado favorable en el derbi de la capital y en las elecciones a la presidencia azulgrana. La próxima cita también es gorda, el reto el miércoles de remontar el 1-4 en Champions al PSG.