Las etapas reinas de la París-Niza y la Tirreno-Adriático tuvieron como denominador común las victorias de dos ciclistas de una misma nacionalidad, Eslovenia, con Primoz Roglic y Tadej Pogacar, los protagonistas del Tour de Francia del año pasado. Roglic, ayer, logró el tercer triunfo en la prueba francesa de la París-Niza, justo la carrera que hace un año se suspendió a falta de una etapa por la pandemia: hasta finales de julio ningún ciclista volvió a ponerse un dorsal para competir. Pogacar, por su parte, se impuso en solitario en la gran jornada de montaña de la carrera de los dos mares para convertirse en el favorito al triunfo final.

Roglic, sin embargo, venció con cierta polémica, ya que demarró del grupo de favoritos en la zona de meta y superó, a falta de 25 metros, al fugado del día, el suizo Gino Mäder, cuando iba a ganar en solitario. Si bien el oficio de líder dicta que hay que lograr siempre el máximo de victorias, muchos otros campeones a lo largo de la historia han permitido el triunfo a ciclistas secundarios en un deporte que a veces precisa de la ayuda de otros corredores ante caídas o averías inesperadas.

En la Tirreno-Adriático, Pogacar atacó al resto de figuras y se presentó en solitario en la meta de Prati di Tivo y ya es el principal favorito para lograr la victoria final en una carrera que termina el martes. Mikel Landa, cuarto en la etapa y cuarto también en la clasificación general, firmó una buena actuación