Hideki Matsuyama era hasta ahora un deportista de cierto prestigio en Japón. Pero con su victoria del domingo en el Masters de Augusta, convirtiéndose en el primer golfista japonés y el segundo asiático en vestirse con la chaqueta verde, se ha convertido en un ídolo a la altura de Naomi Osaka, la sensación del tenis femenino.

Incluso el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, valoró su actuación como “verdaderamente maravillosa” y lo llevó a considerarlo un éxito en tiempos de pandemia. El nombre de Matsuyama corre ya de boca en boca como candidato para encender el pebetero en los Juegos Olímpicos que darán comienzo el 23 de julio en Tokio.

“Sería todo un honor”, explicó Matsuyama, cuando le preguntaron por esa posibilidad. “Tengo muchas ganas de que lleguen los Juegos y si estoy en el equipo, y parece que lo estaré, haré todo lo posible para representar a mi país, y espero jugar bien”, valoró, emocionado ante su vuelta a casa. “No puedo imaginar cómo será, pero qué emoción y honor será para mí llevar la chaqueta verde a mi país. Me hace mucha ilusión”, añadió.

Matsuyama hizo historia en Augusta, algo que en su día persiguieron sin éxito algunos de sus compatriotas como Jumbo Ozaki y Tommy Nakajima, nombres importantes en un país donde el golf es muy popular y que presume de ser el tercero con más campos del mundo. El nuevo maestro de Augusta inició la última vuelta con cuatro golpes de ventaja y acabó imponiéndose con un total de 10 bajo par. Jon Rahm, que se despidió a lo grande (66 golpes) fue quinto, empatado con el australiano Marc Leishman, mientras José María Olazábal, a sus 55 años, acabó en el puesto 50.

“Estuve nervioso desde el inicio hasta el final”, reconoció Matsuyama antes de recibir la chaqueta verde de manos de Dustin Johnson, ganador de 2020. “Ojalá sea un pionero para otros muchos japoneses. Mientras tanto, intentaré ganar más veces”, remarcó.

Admirador de Tiger Woods, Matsuyama reconoce, sin embargo, que fueron las estrellas japonesas del béisbol quienes tuvieron un mayor impacto en su juventud. “Las personas a las que admiraba eran principalmente jugadores de béisbol,Yu Darvish, Shohei Ohtani, Kenta Maeda”, explicó. “En cuanto al golf, no tanto. Espero que ahora otros se inspiren por lo que ha pasado aquí y sigan mis pasos”, confió.

Matsuyama no es ningún desconocido. Ya fue el mejor amateur del torneo en 2011, además de quinto absoluto en 2015 y séptimo en 2016. Aún más cerca de ganar un grande estuvo en el Open de Estados Unidos de 2017, en el que se clasificó en segunda posición.

Sin expectativas

“Llegué a Augusta con pocas o ninguna expectativa, pero a medida que avanzaba la semana, encontré algo en mi swing”, dijo. “Y cuando eso ocurre, la confianza vuelve”, explica la nueva estrella, seguida por los medios de comunicación japoneses allá donde juega, que se negó a proclamarse como el mejor jugador de su país. “No puedo decir que sea el más grande. Sin embargo, soy el primero en ganar un grande, ese listón lo he puesto”, dijo.