Después de muchas idas y venidas, tenía el Real Madrid la posibilidad de ponerse líder de una Liga que el empate del día anterior entre Barça y Atlético le dejó en bandeja, pero no lo consiguió. No pasó del empate, después de un lío monumental ante el Sevilla, ante el que empató en el descuento después de sufrir y tras una polémica que abrió la puerta a la locura.

Llegó el equipo de Zidane al último cuarto de hora con un empate que no le valía, recién conseguido. Entonces llegó el lío. Todo empezó con un ataque masivo de los de Lopetegui en un saque de esquina, con tantos efectivos que la jugada terminó en un contragolpe clarísimo del Real Madrid en el que Bono derribó a Benzema para evitar el gol. El árbitro pitó penalti para los de Zidane, pero apareció el VAR para volver al ataque sevillista y revisar una mano de Militao, una de esas que siembran la polémica entre las erráticas decisiones arbitrales. El penalti cambió de área y Rakitic marcó para sepultar las esperanzas ligueras del Real Madrid. Eso parecía, pero los de Zidane no se rindieron y Kroos, ya en el descuento, intentó un disparo que desvió Hazard para conseguir un empate que deja con vida al Madrid, a dos puntos de un Atlético que vuelve a depender de sí mismo para ser campeón.

El Real Madrid empezó encerrado en su campo entre un dominio absoluto del rival, sin capacidad para presionar, ni para robar balones. La única opción madridista era correr a los espacios y darle vidilla a un Benzema que, a los diez minutos, ya demostró que sigue pletórico con un gol anulado por fuera de juego. El delantero francés es el que aporta toda la clarividencia en los ataques madridistas, creador y ejecutor a la vez del peligro de los de Zidane.

Cuando el equipo de Lopetegui bajó la intensidad y el Madrid empezó a respirar, entonces llegó el gol de Fernando en un centro defendido con pasividad por la defensa blanca.

Empujado por la necesidad, más que acompañado por las piernas, el Real Madrid se fue arriba y se encomendó a Benzema, aunque era el mejor centrocampista de su equipo y también el único delantero capaz de marcar.

Tras el descanso fue el equipo de Zidane el que tuvo el dominio territorial. Durante muchos minutos, hasta más allá de la hora de partido, el Madrid fue una constante frustración en la búsqueda de un gol, aunque tenía el monopolio del balón. Fue así hasta la primera aparición sevillista en ataque, una ocasión que desencadenó un intercambio de golpes en el que el Madrid encontró el camino al peligro y se desató la locura.

Tuvo Vinicius una de esas ocasiones que parece imposible que se pueda fallar, tras una maravillosa y aislada combinación entre Modric y Kroos, pero fue el preámbulo del gol de Asensio, el premio a un Madrid sin capacidad para derribar muros, aunque siempre apostado para aprovechar cuando el enemigo baja las defensas de las puertas.

La Liga va cambiando de manos por días. La tuvo el Atlético prácticamente en el bolsillo durante toda la temporada y cuando echó cuentas el Barça también dependía de sí mismo. Sus tablas del sábado dejaron el título en manos del Madrid, al que anoche le quemó. Casi sin quererlo, el Atlético vuelve a comandar la Liga (en realidad, nunca ha perdido el liderato), y hay que mirar el calendario para dilucidar si este campeonato, del que parece despedirse el Sevilla (4º a 6 puntos), tiene un favorito. Sería una sorpresa que esta Liga llegase resuelta a la última jornada, que hace una semanas parecía muy desfavorable para el Madrid, pero ya no tanto.