El destino volvió a ser cruel con el Barça. Volvió a darle con la puerta en las narices, cuando tocaba la gloria con la punta de sus dedos. Después de una temporada ilusionante, tanto en sensaciones y resultados, el equipo de Jasikevicius se quedó en el umbral de la final de la Euroliga, con un subcampeonato que deja un sabor amargo. Tras la octava final de su historia, el casillero azulgrana se mantiene con dos conquistas: la del Sant Jordi, en el 2003, y la de París en el 2010. El tercer título europeo tendrá que esperar. El Efes es el nuevo campeón de la Euroliga (81-86).

Un equipo poderoso, seguramente el proyecto más sólido e ilusionante montado en Europa en los últimos tres años cerró el paso en la final de Colonia a los azulgranas. Las estrellas del Anadolu Efes deslumbran, especialmente Larkin (21 puntos) y Micic (25 puntos) rayaron a gran altura. Forman una dupla que ha sometido a sus rivales en todas las canchas del continente, liderando un grupo que juega de memoria. En el Barça apareció un enorme Higgins (23), Davies puso toda su energía (17 puntos y 11 rebotes) y Kuric desató su muñeca (18), pero Mirotic ofreció su imagen más discreta (11 puntos, 4 de 12 en tiros) y Calathes, que seguramente forzó para jugar con un tobillo lesionado, apenas pudo aportar.

Dejarse la vida en defensa fue la consigna del Barça y en esa apuesta se vaciaron los jugadores desde el inicio. En especial, Brandon Davies. Desbordó energía por todos sus poros en siete minutos arrolladores, hasta que cometió su segunda falta. Se multiplicó en ataque y en defensa y cuando se fue al banquillo, con 10 puntos y 5 rebotes, había dibujado un panorama muy favorable para los azulgranas (20-13). La apuesta inesperada de Claver en el titular también fue importante en la puesta en escena. El problema es que pocos siguieron el ritmo impuesto por ambos. Y la que la estrella del equipo, Niko Mirotic, no consiguió aparecer hasta el tramo final.

Por eso fue una bendición para el Barça la frescura y el descaro de Bolmaro, que fue creciendo durante el partido y dio muchos minutos buenos por Calathes, el carácter de Davies y también la determinación de Higgins, los jugadores que llevaron al Barça a mantenerse en pie hasta los últimos segundos, aunque casi en todo momento a remolque, un paso por detrás.

Las rotaciones también rebajaron el despliegue físico y la intensidad del Barça, que aún estiró la dinámica en el inicio del segundo cuarto (25-15, m. 11), giró de forma inesperada a favor del cuadro turco. De llevar la iniciativa, el cuadro de Jasikevicius pasó a desplegarse con mucha espesura sobre la cancha. Empezó a ceder rebotes y a ceder personales y tiros libres con los que el Efes consiguió no solo volver al partido, sino dispararse en el marcador.

El partido entró en una dinámica decepcionante para los azulgranas, que se pasaron más de cuatro minutos sin anotar. El parcial en contra resultó contundente: 4-21, con apariciones inesperadas como las de Pleiss, y solo la aparición de Kuric dejó un escenario abierto al descanso (36-39).

Apariciones decisivas

Las sensaciones, sin embargo, no fueron a mejor a la vuelta de los vestuarios en el bando barcelonista. Y, en cambio, en el Efes empezaron a aparece Larkin y también Micic con acciones de auténtico MVP, con lo que las diferencias empezaron a ensancharse de forma peligrosa (44-55). Mientras el cuadro turco empezaba a encontrar el aro con facilidad, el Barcelona no encontraba a nadie, hasta que Higgins decidió asumir la responsabilidad y darle un soplo de vida adicional a su equipo para el último periodo y Mirotic decidió despertar de su letargo (58-65).

En esa fase vivió el Barça minutos excelentes desde la intensidad de Bolmaro, Davies y Higgins, que consiguieron devolver el equilibrio al marcador en los últimos minutos (69-69, m. 35). Pero en ese escenario de equilibrio, las estrellas marcaron diferencias. Larkin y Micic se adueñaron del balón y encadenaron varios ataques de mucho mérito. El Barça aún estiró el desenlace gracias a Kuric (81-84, m. 39). Pero eso no bastó para evitar que el Efes sellar la primera Euroliga de su historia.