La faja de la masa salarial obliga al Barça a una dieta exprés y con muchos sacrificios. Después de cerrar al acuerdo para que Messi se rebaje el 50% del sueldo, espera que otros pesos pesados de la plantilla hagan lo mismo si quieren seguir. Eso es lo que le habían trasladado a Antoine Griezmann, que percibe la segunda ficha más cara de la plantilla, aunque su adiós parece ahora la única salida

Antoine vería con buenos ojos volver al Atlético de Madrid, el campeón de Liga le recibiría con los brazos abiertos y está también por la labor de desprenderse de Saúl. El centrocampista rojiblanco había pedido salir al ver que no ha tenido el mismo peso en el equipo últimamente y ha pedido salir del club al ver cómo la llegada de De Paul. 

En este intercambio de cromos el Barça se llevaría a cambio a un centrocampista que podría cumplir el perfil que Koeman buscaba con el fichaje de Wijnaldum y cuya ficha pesa un tercio que la del delantero francés, que ha pasado de ser uno de los fichajes más caros a un accesorio tras los refuerzos del Kun Agüero y Memphis Depay. Cabe recordar que, después de que el Atlético amenazara con denunciar al Barça por el fichaje de Griezmann (120 millones),la entidad barcelonista abonó 15 millones extras por tener derecho de tanteo sobre Saúl, Giménez y algunos canteranos. 

Hay varias derivadas y que oscurecen el trueque ya que evocan dos de las últimas jugadas de Josep Maria Bartomeu antes de dejar el club. El intercambio recuerda al que el expresidente hizo el año pasado con Arthur y Pjanic para cuadrar cuentas (una fórmula que ya había usado anteriormente con Cillessen y Neto). La duda es si el club azulgrana saca alguna tajada, como los 12 millones que ganó el Barça con el cambio Arthur-Pjanic, o entra algún otro colchonero en la operación. 

El fantasma de Suárez y Villa

La segunda es la marcha de Luis Suárez que no solo se fue asumiendo la entidad barcelonista parte de la ficha sino que, como pasó ya con David Villa, acabó dando la Liga a los colchoneros. Ver a Griezmann unirse al uruguayo en el Wanda reaviva algunos fantasmas, pero la economía barcelonista obliga a decisiones drásticas y la necesidad apremia.