El estreno del estadio Santiago Bernabéu dejó un regalo futbolístico repleto de vértigo, un festival goleador del Madrid líder al ritmo de Vinicius, con triplete de Karim Benzema y debut con gol de Eduardo Camavinga, en una remontada (5-2) nacida de graves errores defensivos que alimentaron las esperanzas del Celta.

La vuelta al Bernabéu tuvo todos los ingredientes que convierten cada partido en el coliseo blanco en una cita especial. La emoción garantizada, el Madrid de las remontadas de vuelta como las concesiones defensivas que lastraron a los de Carlo Ancelotti en el primer acto, impulsados de nuevo por el aliento de su afición que rindió pleitesía a Luka Modric y Vinicius tras un ejercicio de liderazgo compartido. Desde el inicio dejó claro el Celta que no sería un invitado de piedra a la fiesta de regreso a un Bernabéu que ya impresiona, pese a estar a mitad de camino de la que será su nueva identidad. A los cuatro minutos mandaba en el marcador el equipo de Coudet gracias al primer regalo. Una mala salida de balón de Miguel Gutiérrez, la presión de Brais y la definición de Santi Mina. El jarro de agua fría no pondría freno a un Real Madrid eléctrico. La primera vez que Ancelotti juntó a Vinicius con Hazard en un once, inventando una nueva demarcación con libertad de movimientos para el belga, que aumentó su presencia apareciendo a la espalda de Benzema y descolgándose por donde vio espacios. En lo que le duró el físico, mejoró su aportación.

El segundo gol del Celta tras otro error defensivo blanco alimentó sus esperanzas, pero acabaría arrollado por la pegada del Madrid, liderado por Vinicius y Benzama.