No hay una competición que provoque más desvelos al Atlético de Madrid que la Liga de Campeones, el último límite, insuperable aún, para el equipo de Diego Simeone, provisto esta temporada de más recursos que nunca a sus órdenes para competir contra su duda permanente en ese torneo y abordar un desafío todavía imposible, que reinicia hoy al ataque y sin excusas en el Metropolitano frente a la intensidad del Oporto.

Las tres finales perdidas, dos con el técnico argentino, la última en 2016, resuenan con fuerza cada vez que retoma tal empeño el conjunto rojiblanco, más aún si cabe esta temporada, cuando ha reunido a una nómina de jugadores quizá inigualable a lo largo de toda la era Simeone.