El Real Madrid vio frenado su positivo estado de ánimo tras ganar el pasado domingo el Clásico después de no pasar del empate sin goles ayer en el Santiago Bernabéu ante un férreo Osasuna, que anuló completamente el ataque del conjunto madridista, otra vez atascado en su feudo.

Volvía el equipo de Carlo Ancelotti a su feudo tras dos victorias a domicilio, la última de gran valor anímico en el Camp Nou, pero no pudo hacer sonreír a sus aficionados, frente a los que tropezó por tercer partido seguido.

Tras no poder con el Villarreal (0-0) ni con el Sheriff (1-2), tampoco fue capaz ante un rival que mantuvo su condición de invicto a domicilio y que confirmó su gran inicio de temporada. No concedió demasiado el conjunto de Jagoba Arrasate, que además tuvo seguramente la mejor ocasión del duelo.

En busca de su tercera victoria consecutiva, el técnico italiano Carlo Ancelotti retocó su once respecto a sus dos últimas victorias con las entradas de Carvajal, Camavinga y Asensio y el equipo pareció resentirse en su engranaje ofensivo, también por mérito del conjunto rojillo, que se plantó ordenado con sus tres centrales y dispuesto a hacerle un partido largo a los locales.

Al conjunto madridista le costó un mundo hacer daño a su rival de ayer, sólo amenazado cuando el balón le llegaba al joven Vinicius, siempre afilado en su desborde, por la banda pero también siempre muy rodeado por dos o tres oponentes.

Por su lado fue por donde más lo intentó el Real Madrid, mientras que por el derecho percutió mejor Carvajal que Asensio.