Ni rastro de la heroicidad rojiblanca de hace año y medio. El Liverpool se cobró una venganza cómoda (2-0) y sin apretar ante un Atlético miedoso, descoordinado atrás, que se quedó con diez con 60 minutos por delante y al que Anfield y un rival de la entidad de los reds le quedaron demasiado grande.
Fue un encuentro desastroso en defensa para los de Diego Simeone, que nunca estuvieron enchufados y que tuvieron que dar hasta gracias de que el marcador no fuera una derrota histórica, porque con 2-0 ya en el marcador, los rojiblancos jugaron más de 60 minutos con un hombre menos por una expulsión infantil de Felipe, que clavó los tacos a Jota y desobedeció al árbitro.