El Madrid sigue con dudas

El Madrid firmó un nuevo triunfo agónico, con incertidumbre hasta el último suspiro cuando Toni Kroos evitó sobre la línea de gol el empate de un Rayo que nunca le perdió la cara al partido. El cuadro blanco enmienda su mala dinámica liguera en un Santiago Bernabéu que no disfruta con un equipo que acabó pidiendo la hora.

La respuesta que exigía la afición de un Bernabéu frío, por momentos desangelado por la falta de ánimo, la encontraron a medias en una plantilla que respondió de inicio al toque de atención pero volvió a cerrar un partido con una buena dosis de sufrimiento.

Los silbidos muestran el descontento por la manera de gestionar el partido. El Madrid nunca fue de dar un paso atrás tras marcar. Lo del Shakhtar no se repitió ante el Rayo. Siempre quiso más pero sintió impotencia por la falta de definición.

La fortaleza del Rayo en Vallecas no es correspondida con sus números de visitante. Nada se puede reprochar a la revelación del campeonato y son peajes de un sello, de un estilo que abandera Andoni Iraola, con el que compitió de inicio a fin en la casa blanca.

Del arranque, lamentando la clara ocasión de Álvaro, al final con las manos en la cabeza por el remate de Óscar Valentín que le hizo acariciar un punto. Fue víctima de sus desajustes defensivos. Jugar en campo contrario ante el Madrid conlleva un peaje en el contragolpe que suele ser letal.

Sin Falcao de inicio, suplente por molestias musculares, al Rayo le faltó colmillo para adelantarse en el marcador y probar la respuesta del Madrid. Álvaro perdono a los 30 segundos el primer despiste de la zaga madridista, y Trejo chutó a las manos de Courtois el pase arriesgado de Mendy en salida de balón. El 1-0 subió al marcador en una llegada de Kroos de segunda línea para poner su disparo en la escuadra, inicialmente anulado por el colegiado y concedido desde el VAR.

El Madrid, cómodo en el partido con Kroos tirando de galones, encontró espacios para correr y buscó un botín mayor. Dimitrievski lo evitaba. El premio lo encontró cuando Alaba regresó a sus orígenes, se dejó caer a banda para inventar una asistencia que extiende la racha goleadora de Benzema. Acariciaba su doblete antes del descanso, pero cabeceó arriba un rechace, con todo para firmar la sentencia.

No lo hizo el Madrid que siente presión ante cualquier rival en cuanto rebaja su intensidad. El Rayo nunca bajó los brazos, estuvo metido por la falta de precisión en las ocasiones que se fueron rebajando. Y así, perdonando ocasiones tan claras, llegaron los momentos de incertidumbre blanca. De nuevo sin reacción desde el banquillo, con cambios tardíos e improductivos.

La entrada de Bebé al partido dio oxígeno a un Rayo sin complejos. La de Falcao el gol que le faltaba. Al Tigre le bastaron once minutos sobre el césped para meter de lleno a su equipo en el partido, a pase de Álvaro, apareciendo como devorador del área a espaldas de Alaba tras un disparo al poste de Bebé.

Y el tanto desplomó a un Madrid inconsistente que acabó pidiendo la hora, con la grada sufriendo viendo de cerca un nuevo empate, que habría sido el tercero en casa consecutivo. Lo evitó Kroos, bajo palos, decisivo todo el partido.