El Extremadura navega a la deriva. Por mucho que sus dirigentes se empeñen en seguir dentro del barco como si nada pasara, es un equipo deshilachado, roto, moribundo. Un equipo que apenas pudo poner en aprietos a un Calahorra ordenado y serio que le ganó 0-2, pero que pudo golear en el Francisco de la Hera. En la grada, una afición avergonzada, que ya no sabe hacia dónde mirar buscando explicaciones. ¿Por qué juegan los jugadores y no lo hicieron en A Coruña? Y si juegan, ¿por qué lo hacen con un rendimiento tan escaso? Muchos se hacían estas preguntas al salir ayer del estadio. También ayer Unionistas sufrió para empatar en casa (2-2) ante el Badajoz, que jugó con diez desde el minuto 42 por la expulsión de Jilmar.