La selección española femenina de balonmano buscará el más difícil todavía y tratará de alcanzar este viernes (20.30 horas) por segunda vez consecutiva la final de un Mundial, en un encuentro de semifinales en el que el conjunto español se medirá con la todopoderosa Noruega. Un reto sobre el papel imposible, pero si algo caracteriza a las Guerreras es su capacidad para retar a la lógica.

L demostraron hace dos años en el Mundial de Japón, donde el equipo español no sólo ganó (28-22), sino que desarboló por completo en la segunda mitad a las nórdicas, en el duelo de semifinales que enfrentó a españolas y noruegas.

Es el precedente al que se aferran las de José Ignacio Prades para prolongar el sueño que están viviendo en el Mundial de España, su Mundial, donde las Guerreras cuentan sus partidos por victorias.

Para ello, España no sólo deberá mantener la misma intensidad defensiva mostrada en las jornadas precedentes, sino dar un nuevo paso hacia adelante y alcanzar el nivel de excelencia que les permitió encajar tan sólo nueve goles en la segunda parte de la semifinal disputada hace dos años en Kumamoto.

Trabajo defensivo en el que, a diferencia de lo ocurrido en Japón, el conjunto español no podrá contar con Lara Gonzalez, la líder de la zaga española, que se quedó fuera del Mundial tras fracturarse un dedo de la mano derecha en el último entrenamiento previo a la disputa del encuentro inaugural.

Una importante baja que lejos de hacer caer en el derrotismo al equipo español parece haber servido de catalizador para que el resto de jugadoras redoblasen su esfuerzo en defensa para hacer olvidar la ausencia de la lateral del París 92 francés.

Agresividad defensiva que han personificado como nadie las jóvenes Paula Arcos, de tan sólo 19 años, y Maitane Etxeberria, que pese a su condición de extremo no sólo ha brillado defendiendo en el lateral a jugadoras más altas.