Novak Djokovic sabrá el lunes si lo expulsan definitivamente de Australia. Mientras tanto, el número 1 del tenis mundial, que esperaba luchar por un décimo triunfo en Melbourne (el primer Grand Slam de 2022 comienza el lunes día 17), se encuentra recluido en un hotel destinado ahora a deportados y personas sin visado. Está incomunicado mientras el equipo de abogados que ha contratado trata de evitar a toda costa la deportación. El caso juega en contra del tenista, con choque diplomático por parte de Serbia y con la política de inmigración australiana en juego.

De hecho, Djokovic se encuentra muy solo, si se excluyen a su familia, las autoridades serbias y algunos mensajeros antivacunas que actúan en las redes sociales. Ninguna de las grandes estrellas de su deporte salió en su apoyo. Ayer, cuando le preguntaron a Rafael Nadal sobre la situación que vive su gran rival, el jugador mallorquín no solo lo reprobó sino que hizo una férrea defensa de las vacunas y de la necesidad de luchar entre todos contra la pandemia de COVID-19. Precisamente, Nadal ha viajado a Australia después de haber contraído la enfermedad con unos “síntomas muy duros” tras jugar en los Emiratos Árabes. “No me gusta lo que está ocurriendo. Y me da pena por él. Pero conocía las condiciones desde hace muchos meses. Él fue quien tomó su propia decisión”, afirmó el tenista mallorquín desde Australia donde disputa el Melbourne Summer Set.

“Vacunado puedes jugar el Abierto de Australia y donde sea. El mundo ya ha sufrido lo suficiente como para no seguir las normas. Yo creo en lo que dicen los que saben de medicina, y si nos dicen que debemos vacunarnos, pues lo hacemos”, añadió Nadal, en el campo opuesto de Djokovic. “Hay muchas familias que han sufrido durante estos dos años de pandemia por lo que es normal que aquí en Australia haya mucha gente frustrada con este tema porque se han enfrentado a varios confinamientos”.

Ayer mismo, en el estado de Victoria (con 6,6 millones de habitantes), cuya capital es Melbourne, se comunicaron 22.000 nuevos casos de COVID con 631 hospitalizados y un porcentaje del 92% de vacunados. Según informó la prensa local, Djokovic fue retenido en los controles de inmigración del aeropuerto de Tullamarine por agentes de la Border Force australiana, encargados de velar por el control en las aduanas del país. El diario The Age de Melbourne contó ayer que en el control de pasaportes Djokovic no pudo dar explicaciones convincentes de que había pasado el COVID en un plazo inferior a seis meses, lo que le permitiría haber entrado al país sin estar vacunado. Solo tenía la firma de un médico, razón por la cual la policía aduanera no le autorizó la entrada a Australia y fue custodiado a una sala del aeropuerto por dos agentes.

Mientras tanto, la diplomacia serbia, con intervención directa del presidente del país, Aleksandar Vucic, de ideología conservadora y nacionalista, movió hilos para tratar de que Djokovic pudiera jugar el Abierto de Australia. Al mismo tiempo se le contrató al tenista un equipo de abogados que evitó la deportación inmediata del jugador, a la espera de la decisión que el juez, de nombre Anthony Kelly, tome el próximo lunes.

La situación de Nole es muy complicada, con críticas del gobierno federal local por haber obtenido por parte de los organizadores del torneo una exención médica y después de que ayer se supiera también que se estaba investigando a un tenista y a un oficial federativo por haber entrado a Australia sin la pauta completa de vacunación. El diario The Age explica también que estos dos casos están mejor argumentados que el de Djokovic con la firma de más de un médico.

Sin los papeles en regla

El serbio, al no poder dar explicaciones convincentes, fue conducido al Park Hotel, que ahora se utiliza para recluir a las personas que no tienen los papeles en regla para entrar en Australia. Se trata de un hotel de cuatro estrellas que actualmente no ofrece habitaciones en ninguno de los buscadores de internet. Djokovic está sin contacto con el exterior, donde grupos de simpatizantes se han reunido para mostrarle apoyo.

“La Border Force consideró que la documentación de Djokovic para entrar en Australia era mínima por lo que procedió a enviarlo a un hotel donde se retienen a las personas sin papeles en regla”, indica el mismo diario. Djokovic, además, se arriesga a un castigo que le prohibiría viajar a Australia durante tres años, aunque los medios locales consideran que será difícil que se le aplique la pena al no existir mala fe en su intento por entrar al país.

Aún así no han sentado nada bien en Australia las declaraciones de su padre, Srdjan Djokovic, que habló de “cautiverio” y consideró al hijo “un símbolo del mundo libre” en pleno rebrote del COVID. Su padre también llamó a la movilización: “Saldremos a la calle porque Novak es Serbia y Serbia es Novak”.

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