Hace 20 años, todo el mundo conocía a alguien que podía orientar la antena de televisión de casa de tal manera que a través de un decodificador trucado se pudiera ver Canal Plus sin pagar. Años más tarde, páginas como Rojadirecta se convirtieron en proveedores accesibles para aquellos que querían ver el fútbol en sus ordenadores sin tener que pagar una cuota, siempre con decenas de anuncios estorbando.

Hoy, sin embargo, la piratería en el fútbol no tiene ya nada que ver con esto. Detrás de este fenómeno se encuentran redes de cibercriminales organizados que realizan inversiones en infraestructuras que pueden alcanzar los tres millones para proveer a millones de ciudadanos señales de televisión privadas. Y no gratis, precisamente.

Los métodos más habituales en la actualidad son el cardsharing y el acceso a través de IPTV, una tecnología de difusión de televisión a través de internet que también utilizan (de forma lícita) para la emisión de sus contenidos las televisiones de pago como Movistar, Orange o Vodafone. Simplificando, y sin entrar en cuestiones técnicas, son el mismo método, solo que el primero de ellos es a través de satélite (la antena de toda la vida) y el otro vía conexión a internet.

Claves ilegales

En el primero de los casos, el usuario adquiere un decodificador pirata por un lado y unas claves, duplicadas de una tarjeta legal, para acceder al contenido por el otro. En el segundo, puede servir una Smart TV o un TV Box, con el que se conectan a enlaces ilegales de tipo M3U, que descargan en la televisión una lista de canales privados. No solo de fútbol, estos paquetes suelen incluir otros deportes, cine y series de televisión de pago tradicional y de OTTs como Dazn, Netflix, HBO... Y no solo españoles, también de multitud de países.

Solo en el fútbol español, este tipo de prácticas suponen un lucro cesante estimado de 231 millones anuales, una cifra cercana al 15% del valor de los derechos televisivos de la competición. Es, en consecuencia, una amenaza que LaLiga trata de atajar a través de un equipo de 50 personas que trabaja en su división de Content Protection (protección del contenido), que da servicio también a otras competiciones como el Mundial de MotoGP y la liga belga y a proveedores de contenidos como Sky México.

Justo antes de las navidades, LaLiga y su socio televisivo en España, Telefónica, recibieron un importante espaldarazo de la Justicia, que les autorizó a bloquear la emisión de contenidos ilegales a través de plataformas de IPTV y cardsharing. “Hasta ahora dependíamos de la Justicia, que podía tardar meses y hasta un año en autorizar los bloqueos. Ahora lo vamos a poder hacer de manera casi inmediata, en el plazo de una semana. Es una sentencia que coloca a España a la vanguardia mundial en la lucha contra la piratería”, explica Emilio Fernández del Castillo, el director de operaciones de LaLiga Content Protection.

Usuarios de estos servicios ilegales explican que han comprado claves en Amazon y, principalmente, Aliexpress. A veces con anuncios de fácil búsqueda, otras a través de enlaces de terceros. Son compras de precio muy variable (existen casos de ocho euros y otros que pueden superar los 100 anuales) y sin ninguna garantía, sujetas a todo tipo de estafas. “Muchas veces ocurre que tú lo compras y luego no hay nada detrás. Te dicen que venden una línea IPTV y luego no hay nada. Y no solo ya has pagado un dinero que no vas a recuperar por un servicio ilegal que además no vas a recibir, sino que también le has dado a alguien que no sabes quién es tu tarjeta de crédito y hasta la dirección de tu casa”, señala.

En LaLiga conocen de primera mano este tipo de estafas porque una de las vías que utilizan para detectar las señales pirata es precisamente comprar claves de acceso, como si fueran usuarios corrientes. Eso les permite rastrear la pista de las emisiones por todo el mundo, ya que los servidores no suelen ubicarse en España, sino en otros países con menos control.

Tres herramientas

LaLiga dispone de tres herramientas para batallar contra la piratería. Una de ellas (Blackhole) rastrea automáticamente esas señales ilegales que llegan a los decodificadores. Otra (Lumiere), propiedad de los clubes de fútbol y también utilizada por el Ministerio de Cultura y Deporte, hace lo mismo a través de streamings en páginas web, una vía que ya es menos popular para los partidos de fútbol, y una tercera (Marauder) hace lo mismo en 70 redes sociales.

Lo más habitual en las diferentes redes sociales es la difusión de goles o resúmenes sin autorización, pero también se llegan a emitir partidos enteros. En la temporada 2020-21, según sus propios datos, LaLiga eliminó un millón de vídeos de Youtube, 440.000 en otras plataformas como Twitter y Facebook y borró de Google unos 40.000 enlaces hacia proveedores de fútbol pirata.

Las acciones requieren de la alianza con las empresas que gestionan estas páginas, así como con webs de venta de productos, como puede ser Amazon. “Están trabajando de manera proactiva para que la gente no pueda ni subir un deco pirata a su plataforma. Aún se pueden encontrar, pero estimamos que a final de esta temporada va a ser muy difícil hacerlo en Amazon”, apunta Emilio Fernández.

El último informe de la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE refleja una reducción significativa del pirateo de televisión en los últimos años en el conjunto de la Unión. La cifra de accesos ilícitos cayó un 41% entre 2017 y 2020. Los datos divididos por países muestran que España es en la actualidad el quinto país con menos incidencia de la piratería. Más preciso resulta el último informe de La Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, que arroja un dato paradójico en relación al fútbol. De 2019 a 2020, el número de millones de contenidos consumidos a través de vías legales descendió un 19%, situándose en 71 millones, con un valor en total de 282 millones. Una cifra muy inferior a la que suponen otras industrias. Ahora bien, el número de usuarios individuales creció un 10%, lo que implica que más gente pirateó, pero cada uno de ellos lo hizo menos.