No existe en el fútbol africano una rivalidad histórica entre Egipto Senegal, aunque podría empezar a gestarse en este 2022. Condenadas a luchar en marzo en un duelo a dos asaltos por una plaza en el Mundial de Qatar, los Faraones y los Leones de Teranga se enfrentan este domingo en la final de la Copa de África (20.00 horas. Youtube de la CAF). Y ambas selecciones estarán comandadas por un delantero del Liverpool, Mohamed Salah Sadio Mané, ambos con el 10 a la espalda y ambos en busca de su primer reinado continental.

"Uno de los dos se irá a casa muy contento y el otro bastante menos", bromeaba este sábado su técnico en LiverpoolJürgen Klopp, que verá la final después de afrontar un partido de Copa ante el Cardiff sin sus dos estrellas, como le ha sucedido a lo largo de un mes. "Pero ambos tienen la posibilidad de lograr algo realmente grande", añade.

Las finales perdidas

Los dos tienen 29 años, cosecha del 92, dos meses mayor el senegalés que el egipcio, y ambos con la Champions del 2019 y la Premier del 2020 como principales trofeos en su palmarés. "Este sería completamente diferente para mí, un poco más querido en mi corazón", reconoce sin ambages Salah, que persigue el octavo título de Egipto, el más laureado en el torneo, pero su primer éxito particular tras perder la final del 2017 contra Camerún. Sané se estrelló en la final de la última edición contra Argelia, y aspira a escribir el nombre de Senegal por primera vez en el palmarés de la competición.

Son los dos mejores jugadores de África, aunque sus técnicos les valoren de forma diferente. Carlos Queiroz, que no se sentará en banquillo egipcio tras ser expulsado en semifinales, insiste en que "el mejor jugadores es siempre el equipo", que "un jugador puede ganar partidos, pero un equipo gana campeonatos", y obviedades de ese estilo. Aliou Cissé, presente en las dos finales perdidas por Senegal (como jugador en 2002 y como entrenador en 2019), se rinde sin complejos a su estrella: "Los entrenadores construimos los equipos alrededor de los grandes jugadores. Mané es un ejemplo, un líder futbolístico y social, el que marca el tempo del equipo".

La fatiga puede decidir

Senegal llega a la final con la vitola de favorita con la que comenzó el campeonato, reforzada por el camino de ambas selecciones hasta la final de Yaoundé. Egipto comenzó con una derrota ante Nigeria y pasó con victorias por la mínima ante Burkina Fas y Sudán. Y en las eliminatorias, siempre contra rivales de entidad, todavía ha sufrido más. Eliminó a Costa de Marfil en los penaltis (Salah anotó el quinto y decisivo), a Marruecos en la prórroga y a Camerún nuevamente en una tanda fatal para la anfitriona.

Egipto, que jugó su semifinal el jueves, incluso sondeó la posibilidad de retrasar la final al lunes, por miedo a la superioridad física de una Senegal cuyo camino ha sido más plácido. Líder de grupo, aunque con dos empates inesperados contra Guinea y Malaui, no tuvo problemas en unos cruces benévolos contra Cabo Verde (2-0), Guinea Ecuatorial (3-1) y Burkina Faso (3-1).

Como si fueran conscientes de que el mundo mira ese duelo fratricida que dos compañeros 'reds' dirimen en el corazón de África, Salah y Sané calcaron su rendimiento en semifinalesUn gol y una asistencia cada uno, seguramente su mejor partido en este mes. Tres tantos lleva el senegalés en el torneo, por dos de su compañero egipcio, aunque el ganador no será otro que quien este domingo se fotografíe con la Copa de África. Para uno o para otro, Klopp tendrá que sacar el diván.