El legendario extenista alemán Boris Becker, ganador de seis torneos del Grand Slam, fue condenado ayer por un tribunal británico a dos años y medio de cárcel por cuatro delitos financieros relacionados con su quiebra en 2017. La sentencia se conoció después de que el pasado 8 de abril el jurado del tribunal de Southwark, en Londres, le hallara culpable de esos delitos, cometidos entre el 21 de junio y el 3 de octubre de 2017, año en el que se declaró en bancarrota.

El jurado consideró probado que el exnúmero uno del mundo ocultó activos y préstamos por valor de unos 2,5 millones de libras (unos tres millones de euros) para evitar así pagar sus deudas, que ascienden a unos 50 millones de libras (60 millones de euros).

Becker se enfrentaba a una pena de prisión que podría llegar a un máximo de siete años. El extenista, de 54 años, podría apelar ahora el veredicto. La fiscal Rebecca Chalkley aseguró que Becker cometió un grave abuso de confianza y destacó que ya había sido condenado por evasión de impuestos en Alemania. La jueza Deborah Taylor, mientras, fue dura con el extenista. “Ha perdido usted su carrera y su reputación, así como todo su patrimonio. Resulta notable que no haya mostrado ninguna señal de arrepentimiento o de reconocimiento de su culpabilidad”, comentó la magistrada antes de enviar a los calabozos al alemán, como paso previo a su ingreso en prisión.

“Entiendo la humillación que usted ha podido sufrir durante todo este proceso, pero ha sido incapaz de mostrar nada de humildad”, insistió la jueza. Becker, de 54 años, acudió al tribunal ataviado con una corbata con los colores morado y verde del escudo de Wimbledon, trofeo que ganó en tres ocasiones, la primera de ellas en 1985 con 17 y 227 días, convirtiéndose en el campeón más joven de la historia en el mítico torneo.

Becker estuvo acompañado por su actual pareja, Lilian de Carvalho, con la que reside en el barrio londinense de Battersea, y el mayor de sus cuatro hijos, Noah Becker, de 28 años, fruto de su relación con la alemana Barbara Feltus. El campeón de seis Grand Slams explicó al jurado que los más de 40 millones ganados durante su carrera se fueron al traste por su divorcio y “compromisos propios de un estilo de vida muy caro”.

En su propia autobiografía, The Player, Becker confiesa que no sabía qué hacer con su vida tras retirarse como jugador.