La UEFA presentó el martes una nueva Champions que, con su formato de liguilla, recordaba a la idea de la defenestrada Superliga. Y así se lo preguntaron a Aleksander Ceferin, presidente del organismo europeo, durante la rueda de prensa del congreso que celebró en Viena. “La nueva Champions no es como la Superliga. Aquí no hay la intención de hacer un monopolio. Nadie tiene obligación de jugar nuestras competiciones”, aseguró el dirigente deportivo.

La relación entre los promotores de la Superliga, con Florentino Pérez al frente, es la de dos enemigos íntimos. A pesar del socavamiento en los tribunales de la competición continental selectiva, desde que esta se presentó el 18 de abril de 2021 no han parado de darse movimientos para reformar los torneos continentales. Cierto es que los cambios ya estaban esbozados, pero el terremoto de la liga cerrada ha acelerado la transición hacia la nueva Champions, que pasará de 32 a 36 clubs, eliminará los sorteos y suprimirá una fase de grupos convertida en una liguilla con ocho partidos seguros por equipo (cuatro local y cuatro visitante).

Lo que no habrá es una final four de modo inminente, aunque es una opción que seguirá en mente de Ceferin. La UEFA acabó satisfecha con la edición de 2020, en plena pandemia, cuando se disputó una final a ocho en Lisboa.

Precisamente, Ceferin fue cuestionado sobre el reparto de las entradas para la final de este año entre el Real Madrid y el Liverpool. El club blanco sorteó esta semana 14.547 billetes para socios que estarán el 28 de mayo en el Stade de France. Cada club contará con 20.000 localidades y la UEFA se quedará las restantes, sobre 25.000.

“Esto ya se lo expliqué a los equipos. El 93% de los beneficios de la final va al reparto de los clubes, en el resto de la competición el 100% es para el equipo que juega en casa. Los sponsors pagan cientos de millones por sostener la competición, hay unos tickets que les corresponden a ellos por cuestiones contractuales. Las entradas no son para mí, o para la UEFA. Yo no regalo entradas. Para nosotros no cambiaría mucho si costarán 10 euros, pero sí para los clubes”, aseguró Ceferin, quien también recibió una pregunta sobre su encuentro con el presidente madridista, paladín de la Superliga, en la final.

“Me veré con Florentino en la tribuna, eso seguro, y si viene a la final estará cerca como finalista. Los únicos saludos que recibimos son de vez en cuando a través de los tribunales”, agregó, para añadir que no ha estado en contacto “con ninguno de los tres clubes promotores (Real Madrid, Barcelona y Juventus). Lo normal es que sean ellos los que lo pidan, no al revés”, apuntó. El proyecto de la Superliga no está olvidado, al revés, las heridas están abiertas y la justicia las cicatrizará. O no, porque es un pulso.

“El problema es que van a los tribunales pero luego quieren jugar nuestras competiciones”, se jactó. La Superliga está pendiente de una resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que debe pronunciarse sobre un posible abuso de posición dominante de la UEFA al impedir la organización de competiciones fuera de su ámbito. Será quien dictamine si la UEFA ejerce monopolio.