La Opinión de A Coruña

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ciclismo - Giro de Italia

Juanpe López supera la primera prueba de fuego

El andaluz defendió el liderato en una etapa ganada por Koen Bouwman

Koen Nouwman. | // REUTERS

En el ciclismo hay etapas que resultan imprescindibles para provocar un tremendo desgaste en el pelotón. Es lo que sucedió ayer en el Giro. Se dirá que la séptima etapa no causó cambios sustanciales en la general, entre otras cosas por la férrea defensa de la maglia rosa por parte de Juanpe López y el conjunto Trek, pero con 4.500 metros de desnivel positivo, con el calor reinante en el sur de Italia y con el fuerte ritmo de carrera, el daño, pensando sobre todo en la etapa de mañana, en el Blockaus, fue una barbaridad.

Significó el primer día verdaderamente serio para Juanpe como líder del Giro. En la despedida de Sicilia y en el paseo llano a través de la costa de Calabria, el sevillano solo tuvo que ir a rueda, dejarse llevar y correr resguardado para subir al podio y gozar de los honores como jefe de la ronda italiana. Pero ayer fue distinto porque tuvo que ponerse un invisible mono azul de trabajo por debajo de su jersey rosa. Tuvo que trabajar a destajo, esforzarse, sufrir más que disfrutar para llegar a la meta como líder y comenzar a pensar que llegará a la cima del Blockhaus vestido de líder aunque ya no sea el primero de la general.

Sería un éxito inmenso para el corredor que ya es una estrella en su pueblo, en Lebrija, una localidad que se ha decorado en rosa, porque mañana, al margen de lo que suceda hoy en un circuito complicado alrededor de Nápoles, han de lanzarse los cohetes, los que sirven para ganar la carrera, los que deben tirar ciclistas como Richard Carapaz, Sean Yates, o la pareja vasca del Bahrein, Mikel Landa y Pello Bilbao. Y es ahí donde verdaderamente puede sufrir Juanpe López, en lo que debería ser un combate excesivo para él.

Pero que le quiten lo bailado, después de circular por los Apeninos protegido por la táctica de su equipo que situó a Bauke Mollema en la fuga y con el Ineos que decidió colaborar en los kilómetros finales de una etapa que ganó el neerlandés Koen Bouwman gracias a la fidelidad de Tom Doumolin, que también se situó en la escapada y ayudó a su compañero.

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