Álex Bergantiños fue uno de los más afectados por todas las decisiones que se tomaron en torno al brote ocultado del Fuenlabrada, al hecho de que no se jugase la jornada unificada y al posterior descenso del Dépor. Al capitán lo llegaron a arrestar como maniobra de distracción por un audio en el que supuestamente orquestaba el resultado de un partido. Ahora que unas conversaciones del presidente de la Federación, Luis Rubiales, publicadas por El Confidencial, ponen negro sobre blanco sobre la “adulteración” de la competición ante la que en Las Rozas esperaban “demandas”, el pivote de la Sagrada habló con dureza en Coruña Deportiva.

“Lo más grave de todo es que queda expuesto que las organizaciones pueden ser controladas por intereses individuales o que no son justas”, razona antes de ponerle una etiqueta clara a lo sucedido. “Lo considero corrupción, el hecho de que trates diferente a unas personas u otras por tus propios intereses. Te sientes frustrado. Yo ya me lo tomo a risa. Lo he hablado con algún amigo y debe ser que Piqué o Rubiales no tienen un parque al lado de casa y por eso no los van a detener. Te tienes que reir porque es evidente y quedan plenamente retratados y retratado cómo funciona nuestro país en muchas cosas Todos sabían que lo estaban haciendo mal, pero para intentar arreglar el lío se pusieran de acuerdo en cómo salir de la mano. ¿A quién acudes si no cuando consideras que te han agravado en algo si pueden decidir entre ellos como quieran y sin supervisión?”, señaló en una entrevista en Coruña Deportiva.

Para Álex no es un problema del fútbol, es cultural, de país, y afecta a las más altas instancias. “No sé en el resto de países, pero es muy español: ir tirando patadas hacia adelante. Tenemos un rey emérito que vive en el extranjero y prescriben sus posibles delitos, la propia presidenta del CSD ya está en otro cargo... Se va ganando tiempo y con el tiempo la fuerza del posible perjudicado pierde su efecto. Es el mecanismo que se utiliza: patadas hacia adelante, ganar tiempo y a ver cómo hago yo para salir lo menos salpicado posible y con menos quejas en mi contra. Si seguimos tragando con eso, la sociedad, seguirán pasando y, como es fútbol, todo vale, pero si fueran en otra faceta de la vida, en la salud o en la educación, pasaría igual”.