La Opinión de A Coruña

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Fútbol - Deportivo

Dilema Borja Jiménez

La derrota contra el Albacete abre el análisis sobre la continuidad del técnico tras una temporada marcada por los altibajos y en la que consiguió una puntuación alta

Borja Jiménez, rodeado de jugadores al final del partido contra el Albacete del sábado en Riazor. | // CARLOS PARDELLAS

El Deportivo cerró el sábado otra temporada de manera cruel. Consumada la derrota contra el Albacete en la final del play off y frustrado el ascenso a Segunda División, las miradas se dirigieron hacia el banquillo y especialmente hacia la figura de un Borja Jiménez abatido después de semejante golpe. El técnico ha sido la cara visible de un proyecto que implosionó en medio del desconsuelo de Riazor y en los próximos días se abrirá el debate dentro del club sobre su continuidad. Borja ha sido una figura central de la temporada después de que la nueva dirección deportiva encabezada por Carlos Rosende decidiera colocar al entrenador en la posición que quizá le había faltado al equipo en las temporadas más recientes.

La influencia del técnico abulense, para lo bueno y para lo malo, ha sido así decisiva, con galones también en la planificación. La responsabilidad aumenta en estos casos, por más que el puesto del entrenador sea el eslabón más débil dentro de un vestuario y la pieza de la que se prescinde antes en caso de problemas. La situación de Borja Jiménez, sin embargo, representará un importante dilema para el club.

Borja Jiménez, durante el partido entre el Deportivo y el Albacete. / EFE

La temporada quedará marcada por lo más inmediato, por el descalabro del sábado en la prórroga contra el Albacete con todo a favor después de adelantarse en un Riazor entregado, pero el análisis también contemplará la marcha del equipo a lo largo de una temporada marcada por los altibajos. Todo fue rodado para el Deportivo hasta el parón navideño, aunque antes el equipo ya había dado muestras de fatiga en una propuesta basada en la pelota y en asumir los menores riesgos posibles.

El conjunto blanquiazul dominó con autoridad la primera vuelta a partir de su seguridad defensiva y la efectividad en ataque, pero la trayectoria se torció a partir del aplazamiento del partido contra el Racing de Santander. Borja Jiménez ya había maniobrado entonces hacia una versión un poco más atrevida y menos controladora que prescindía de un centrocampista. Los rivales ya habían adivinado grietas en la propuesta del técnico, especialmente en las transiciones y los centros laterales que el sábado lo condenaron contra el Albacete. El Deportivo encadenó tres derrotas consecutivas (Real Unión, SD Logroñés y Racing de Santander) y desde entonces ya no volvió a ser el mismo.

Borja Jiménez, acompañado de una sonrisa permanente, mantuvo la confianza de la directiva incluso después de la dura derrota en Badajoz, aunque de puertas para adentro no ocultó el enfado hacia los jugadores al constatar que se le escapaba el ascenso directo. Siguió creyendo que era posible en alcanzar el liderato hasta que las matemáticas le dijeron lo contrario, pero el Deportivo acabó sucumbiendo ante un Racing de Santander que firmó una segunda vuelta inalcanzable. El equipo blanquiazul ni siquiera hubiera podido ser campeón repitiendo los 43 puntos del primer tramo de la competición y finalizó con 74, a ocho de los cántabros.

Esa puntuación le hubiera servido para ser primero en el otro grupo, donde el Andorra ascendió de manera directa con 71 por delante de Villarreal B (67) y Albacete (67). La temporada del Deportivo, sin embargo, ha estado plagada de altibajos desde comienzos de año. Resistió a duras penas el empuje del Racing de Ferrol en la pugna por la segunda plaza y no consiguió recuperar del todo la fiabilidad que mostró hasta el paréntesis navideño. En apariencia llegó al play off con garantías, pero la primera parte contra el Linares y, sobre todo, la segunda ante el Albacete, le devolvieron esa sensación de equipo poco firme.

La gestión de la plantilla y los cambios

La temporada para Borja Jiménez también ha estado marcada por la gestión que ha hecho de la plantilla a su disposición. El técnico empezó dando oportunidades a casi todos los jugadores, pero ha acabado entregado a un grupo muy reducido. La alternancia en el once ha sido la excepción en la segunda vuelta y varios futbolistas han acabado infrautilizados. Granero, Diego Aguirre, Trigueros, Rafa de Vicente, Calavera, Doncel y Noel, especialmente en los últimos meses, apenas han tenido protagonismo a pesar de que el técnico proclamó que el nivel de la plantilla en todos los puestos era muy similar. Esa situación se ha traducido también en una gestión de los cambios muy cuestionada toda la temporada por parte del entrenador deportivista. Pocas veces han mejorado al equipo y Borja Jiménez no ha destacado en la dirección de campo durante todo el curso. El colofón fueron las decisiones del sábado contra el Albacete, cuando un Rafa de Vicente recién recuperado de lesión y sin apenas ritmo de competición entró para compensar las salidas de Juergen y Mario Soriano.



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