El Barça se proclamó campeón de la Champions League tras una increíble final que se decidió en la tanda de penaltis después de empatar el duelo (32-32). Son once Champions para la sección, son dos finales seguidas y entra a la historia porque jamás nadie lo había logrado, es un nuevo sextete para el Barça y es la consagración de un equipo que pese a los cambios en el banquillo ha sabido reinventarse y demostrar que sigue siendo el rey de Europa

En la primera jugada, paradón de Andreas Wolff. Era una aviso para navegantes, pero lo cierto es que el partido arrancó bien para los intereses del Barça. Aleix Gómez pronto se puso en modo 'ON' y de su mano nacieron los dos primeros goles. El primero obra suya, el segundo tras un robo del catalán que asistió a Ángel Fernández y este no se lo pensó.

Con defensas muy contundentes en ambos lados de la pista, fue el Barça quien parecía tener un mayor control del partido y a los siete minutos ya eran tres los goles de ventaja en el marcador. Las cosas pintaban bien, pero el Kielce es mucho Kielce y pese a que gran parte la primera fue a remolque y el Barça conseguía establecer como una costumbre el +3.

Los seis goles de Aleix en la primera parte no esconden que tanto el cuadro polaco como el Barça no estaban muy fluidos en ataque si bien las defensas trabajaron a destajo para que así fuera. No estaba entonado Alex Dujshebaev, pero al otro lado tampoco Mem encontraba la forma de romper la defensa del Kielce.

El despertar del Kielce

En el minuto 25 el Kielce empató el partido (12-12) y tras casi cuatro minutos sin anotar se llegó al descanso con la mínima ventaja del Barça (14-13) gracias, como no, a un último gol del extremo de Sabadell.

Siguió la igualdad en la pista

Quedaban 30 minutos para tocar la gloria y ambos equipos sabían lo que estaba en juego. Ambos tenían que cambiar detalles para superar al rival, y las instrucciones ya estaban dadas cuando volvieron a la pista.

Fue en los primeros minutos de esta segunda parte cuando el Kielce logró ponerse por delante (16-17), y a los de Talant Dujshebaev no se les puede dar ni medio dedo porque se agarran a él para crecer de manera imparable. Un gol de Kulesh sembró las dudas en el Barça, al que le costaba hilvanar jugadas colectivas.

Gonzalo Pérez de Vargas con sus paradas y la entrada de Makuc, que dio otro ritmo al Barça, devolvieron la delantera al Barça, pero la realidad es que se entraron en unos minutos de muchísima igualdad.

Con el paso de los minutos se fue complicando el partido para el Barça coincidiendo con el despertar de Alex Dujshebaev. Era en ese momento cuando más se necesitaba una portería sólida y si alguien es especialista en ello es una Gonzalo que tiró de inspiración para mantener al Barça en la pomada. Cuatro paradas consecutivas fueron clave.

Un gol de Fabregas tras asistencia de Mem acompañado de la exclusión de Karaleck podría haber cambiado el panorama, pero el Kielce resistió y se mantenía firme. Seguía la igualdad en el marcador y la tensión en la pista.

A falta de 10 minutos para el final y con 23-24 en el marcador, Carlos Ortega pidió un tempo muerto para intentar construir alguna jugada para cambiar la dinámica. Consiguieron la jugada y el gol, pero Fàbregas había pisado la línea y el gol no subió en el marcador. Inmediatamente fue Talan Dujshebaev quien paró el partido. Los nervios estaban a flor de piel.

Tampoco cambiaron las cosas inmediatamente en el conjunto polaco. Y fue Aleix Gómez de penalty quin lograba romper la sequía y ponía la igualdad de nuevo en el marcador (24-24). El propio Aleix tuvo un contraataque para poner de nuevo al Barça por delante, pero Andreas Wolff con un paradón se lo impidió.

El Barça tuvo la sentencia pero Mem falló

En los últimos minutos era el Barça quien iba a remolque pero dos goles en 15 segundos de Mem y N'Guessan devolvieron la iniciativa a los azulgranas (27-26, en el minuto 56). Era importante mantenerse ahí en el intercambio de ataques. Con una defensa con Fabregas y Aleix adelantados lograron el objetivo pero a Dika Mem se le marchó el disparo con 28-27 en el marcador a falta de 30 segundos para el final. Era la sentencia y se dejó escapar. A dos segundos del final, Karaleck mandó el partido a la prórroga.

Siguió el mismo guion

El partido puso a prueba los corazones de los 19.000 aficionados congregados en la grada, la mayoría del Kielce, que no dejaron de animar a su equipo celebrando la llegada de la prórroga a lo grande.

No era el día de Mem, que en el primer chut de la prórroga volvió a mandar el balón un dedo alto. Tras dos increíbles paradas de Andreas Wolff Aleix, quien si no, si que logró batir al portero alemán para llegar al descanso de la prórroga con el Barça uno arriba (30-29).

En la segunda mitad del tiempo extra siguió la igualdad, nadie daba su brazo a torcer. Nada se salía del guion previsto. Dos penaltis de Moryto pusieron al Kielce por delante (31-32) para entrar en el último minuto. Dika Mem empató de nuevo. Quedaban 32 segundos. De infarto. Lo intentó el Kielce por dos veces de manos de Alex Dujshebaev, pero nada. El partido se fue a los penaltis.

Y el Barça no falló, marcó los cinco goles y el Kielce logró solo cuatro. Falló Alex Dujshebaev. El Barça repitió título por primera vez en la historia desde que existe la Final Four.