El Sevilla al Copenhague, en la segunda jornada en el Grupo G de la Liga de Campeones, con la obligación de ratificar su escalada tras un pésimo inicio de curso y enderezar el rumbo en el torneo europeo, sobre todo tras el 0-4 del estreno ante el Manchester City, frente a un rival en horas bajas, pero que suele crecerse en casa.

El equipo de Julen Lopetegui, cuestionado por el pobre rendimiento ofrecido en el arranque de la liga como secuela de un declive que ya se vio en la segunda vuelta de la pasada campaña, pese a acabar cuarto, necesita dar otro golpe encima de la mesa, ahora en Europa, para espantar las dudas y refrendar su incipiente reacción con su triunfo del pasado sábado, no exento de sufrimiento, ante el Espanyol (2-3).

El Sevilla, decimosexto en liga con solo cuatro puntos, muy lejos de la zona alta en la que se presupone que debe estar, comenzó el torneo doméstico con derrota ante Osasuna y luego un empate en casa contra el Valladolid, antes de encadenar tres partidos perdidos, dos ligueros (Almería y Barcelona), y el de la visita del City al Ramón Sánchez-Pizjuán, con dos dolorosas goleadas frente a los azulgranas (0-3) y los ingleses (0-4).

Esto encrespó los ánimos del sevillismo y puso en la cuerda floja a Lopetegui, quien, sin embargo, logró un balón de oxígeno con esa última victoria frente al Espanyol.