Casi al mismo tiempo que Carlos Alcaraz amanecía en Nueva York junto a su primer Grand Slam, una veintena de niños entrenaban en la escuela en la que el nuevo número uno del tenis daba sus primeros golpes hasta no hace mucho. Las conversaciones de camino a las pistas versaban siempre sobre el ya histórico partido. Muchos de ellos tuvieron que hacer un esfuerzo para verlo acabar. Aunque no todos pudieron ver al murciano levantar el trofeo. “A mí me faltaron los últimos 20 minutos”, decía un niño cabizbajo antes de pisar una de las pistas de la Real Sociedad Club de Campo, en la pedanía murciana de El Palmar.

La mayoría estuvo con padres y amigos disfrutando de la victoria ante el noruego Casper Ruud en la pantalla gigante de la avenida de Pintor Pedro Cano, donde ya se ha convertido en tradición presenciar los grandes partidos de Carlitos. Otros lo vieron desde casa, y Kiko Navarro optó por las dos opciones. Y es que el que fuera entrenador de Alcaraz hasta los 17 años tuvo que lidiar con los nervios las tres horas y 22 minutos que duró el encuentro. “Estuve por allí antes y después, porque me gusta verlo tranquilo. Además, tuve que entrar en la radio en directo y me quedé en casa con un amigo. Sin duda, fue el partido en que más nervioso me he puesto viendo a Carlitos. Mira que he visto unos cuantos, y muchos de ellos como entrenador... pero este era muy especial”, explicaba.

Récords de precocidad

No es un día normal en El Palmar, pero todo parece normal. Su vecino Carlos Alcaraz acumula meses rompiendo récords de precocidad, aunque ser el número uno de la ATP más joven de la historia es la última joya de la corona que conquistó junto al US Open. No hay duda cuando preguntas por su favorito a los casi 200 niños y niñas que entrenan a diario en el mismo lugar donde el murciano comenzó a practicar sus golpes inverosímiles. Y es que parece que Alcaraz ha contagiado una de sus muchas virtudes a todos ellos. Darle normalidad a algo que no la tiene. “Al final la gente lo va asimilando, esto empieza ahora. Está claro que no deja de sorprendernos, pero la gente lo está disfrutando mucho y es lo que tenemos que hacer todos y que siga con su vida normal cuando él está por aquí”, dice Kiko Navarro, entrenador de Alcaraz de los 9 años hasta casi los 17 cuando comenzó a trabajar con Juan Carlos Navarro.

De hecho, el murciano, también de El Palmar, fue clave cuando para la disputa de un Mundial sub 10 consiguió lograr un patrocinador como Postres Reina para financiar el viaje. Fue en febrero de 2018 cuando Alcaraz conseguía su primer punto ATP, con 14 años y 9 meses, y ahora lidera la clasificación con 6.740 puntos. “Ha sido demasiado rápido. Está claro que hay que ser realistas y ver que se juntan muchos factores como el estado físico de Rafa Nadal o el de Novak Djokovic por el tema de la vacuna. Al final, tiene que aprovechar todo eso un poquito también. Lo que cuenta es ganar y lo que está claro es que es el número uno y que ya tiene un Grand Slam. Pero sí, ha sido rápido”, asegura.

Jugar en la central

Lo que no ha cambiado Alcaraz es la capacidad para mostrar su mejor nivel en los grandes escenarios. Ya era capaz de hacerlo cuando era un niño y volvió a ocurrir en sus dos últimas participaciones en Nueva York. “Mentalmente siempre ha sido muy bueno, muy competitivo. Le gustan mucho los grandes escenarios, los grandes retos, y por eso tenía clarísimo que lo iba a hacer bien”, explicaba Kiko Navarro. “Cuando era un crío también le pasaba lo mismo cuando jugaba en la Caja Mágica en categorías sub 12 o sub 14, le encantaba jugar en la central”.

De dar sus primeros pasos en la Real Sociedad Club de Campo a conquistar los grandes escenarios. Un sueño que también pretenden conseguir los niños que entrenaban unas horas después de que su vecino conquistase el US Open. Aunque El Palmar, y concretamente el Club de Campo, está recibiendo en estos últimos meses a gente llegada desde distintos puntos de la región, pero también desde otras partes del mundo. “Está viniendo bastante gente y vienen también de fuera. Este año ha venido incluso una familia que es de México”, comentaba Navarro.

De los centenares mensajes por WhatsApp que habrá recibido Alcaraz en las últimas horas, uno de ellos es de su primer entrenador. “Ya lo verá mañana”, decía Kiko Navarro, consciente del ajetreo que vivía quien fuera su pupilo durante casi ocho años. El reciente ganador del US Open regresó ayer a España tras conquistar su primer Grand Slam.