El hombre de los 34 años no descansa nunca. No puede descansar. Todavía no. El padre del nuevo Barça lleva de la mano al equipo de victoria en victoria, trabajada y fea la conseguida sobre el Mallorca, que estuvo a punto de difuminarse a dos minutos del final por la falta de personalidad de un equipo que ni supo blindarla con otro tanto ni supo asegurarla escondiendo el balón con oficio cuando coincidieron todos los peloteros en el campo.

Roza Lewandowski los brutales registros goleadores de Messi. Ha restituido la capacidad decisoria del antiguo astro azulgrana, guiando a un equipo que necesita liderazgo y goles. No faltaba la experiencia en el césped, con cinco treintañeros, sino que faltaba gol. A Lewandowski le sobra, y el abastecimiento frecuente y generoso del polaco propulsa al Barça.

No sería justo eludir la aportación de Ter Stegen, como primer y último representante del dispositivo defensivo: sumó en Mallorca el séptimo partido, de nueve, con la portería a cero. Algo fundamental para citas como la de Palma, accesorio en las tardes de goleadas. De paso, Xavi sumó el decimoctavo partido como entrenador visitante sin perder, igualando un registro de Ernesto Valverde (2017-18).

Un mal partido brindó una gran victoria por lo útil que es en el comienzo de la fase tan intensiva de la temporada y por el refrendo de la confianza en el equipo al reanudar el calendario igual como lo interrumpieron las selecciones y de forma tan destructiva en Sant Joan Despí con las lesiones.

La ubicación de Balde como lateral derecho fue el vivo retrato de la puntual penuria del Barça previa al partido. Jugó el zurdísimo futbolista en la banda contraria a su pierna buena, y lo que supone que es una virtud en un extremo para enfilar la portería contraria parece que no lo sea en un defensa pese a que protege mejor la portería propia. No es lo habitual y faltó la fluidez que habría aportado un diestro. Le relevó un rato en el segundo tiempo Alba para aliviarle de la tensión.

En la reanudación, el Barça tocó con paciencia ante un conjunto bermellón que esperaba su oportunidad, sin presionar apenas. Antonio Sánchez, con un remate desde el costado del área, despertó a ambos equipos del letargo mientras Ter Stegen establecía su récord de imbatibilidad.

Xavi dio entrada a Raphinha y Pedri para tratar de buscar la sentencia, pero el encuentro había entrado en una fase comatosa que solo Kang-in Lee estuvo a punto de romper en una jugada de contragolpe al filo del descuento en la que falló en la definición. Con ello, el Barça duerme en el liderato.