El Real Madrid cayó por primera vez esta temporada después de catorce victorias y dos empates. Lo hizo en un partido muy previsible, por la naturaleza del rival, un duelo de ritmo alto que terminó en correcalles y en el que dimitieron Tchouaméni y Camavinga en el medio, además de un ataque en el que quedó de manifiesto que sin Benzema está Vinicius y poco más. El Leipzig fue demasiado toro para la cuadrilla de novilleros que alineó Ancelotti.

Llegaba clasificado el Madrid a Leipzig para cerrar el trámite de sellar el liderato del grupo sumando un punto. Para ello desplegó Ancelotti un once light mezcla de posibles y probables (Lucas, Rudiger, Camavinga o Asensio) ante un rival afilado que necesitaba la victoria porque se anda jugando la clasificación con los irreductibles ucranianos del Shakhtar. Y desde el principio se notó quién jugaba al fútbol y quién se jugaba la vida. A los 18 minutos el Madrid perdía dos a cero y Courtois había sacado tres manos salvadoras. El mediocampo del Madrid era una manada de elefantes, el de Leipzig, un escuadrón de aviones de la Luftwaffe alemana.

Tardó 35 minutos el Madrid en saltar al campo. Blaswich, el portero local, tuvo que emplearse a fondo ante Rodrygo y Vinicius cuando los blancos buscaban engancharse al partido, pero Nkunku y Szoboszlai se relamían a la espalda de Tchouaméni, Kroos y Camavinga, que mezclaban como agua y aceite. Se mascaba el primer fiasco madridista cuando Asensio puso un centro en la cabeza de Vinicius, y marcaba gol. El Madrid tendrá que ganar al Celtic para ser líder después de caer en un partido en el que pudo sacar algo y pudo salir embarazosamente goleado.