Fútbol - Primera División

El Barça pone pies en polvorosa

Pedri calca el patrón de las victorias de los azulgranas, demoledores delante y seguros atrás, dejando al Madrid a 11 puntos de distancia - El canario suma 3 goles en 5 partidos

Pedri celebra con Lewandowski y Gavi el gol que dio el triunfo al Barcelona ante el Villarreal anoche en La Cerámica. |  // REUTERS

Pedri celebra con Lewandowski y Gavi el gol que dio el triunfo al Barcelona ante el Villarreal anoche en La Cerámica. | // REUTERS / joan domenech

joan domenech

Cinco, ocho y once puntos de ventaja. Cuando el Madrid vuelva a la Liga, necesitará prismáticos para poder ver al Barça. El acelerón de los azulgranas con la distancia adquirida es más aparente que real (los blancos tienen un partido menos), pero acomplejante y desalentadora.

No falla el Barça ni da síntomas de flaqueza, por más que el abono al 1-0 suscite sospechas de insuficiencia. Al contrario. Marca poco para lo que genera y no sufre nada atrás más que en los últimos instantes de cada encuentro porque está a expensas de un accidente que no se produce nunca. Van a cumplirse cuatro meses de la última derrota, la única derrota, en el Bernabéu y la racha se eleva a los 12 partidos invicto, 11 de ellos con victoria.

Una racha de empezó frente al Villarreal (3-0) cuando al Barça lo guiaba Lewandowski con sus goles y que sigue con los centrocampistas, certificada con el gol de Pedri al culminar una primorosa jugada con Lewandowski. Marca el Barça el gol que necesita y sigue conservando el cero de la portería (16 de 21 jornadas): si no es por Ter Stegen, es por Araujo, el más fiel y seguro protector del meta, capitán en La Cerámica.

Recordaba Xavi que su primera salida con el Barça había sido a La Cerámica y que aquel valioso 1-3 fue inmerecido. Como si hubiera transcurrido un lustro, solo repetían cuatro jugadores de aquella alineación (Ter Stegen, Araujo, De Jong y Gavi). La imagen del equipo fue mucho más convincente en un campo tradicionalmente complicado para dominar el juego por más que la favorable estadística azulgrana lo niegue.

Setién quiso prevenirse un poco más de lo habitual y calcó el plan del Barça convirtiendo al extremo izquierdo en un interior (Chukwueze cedió el puesto a Coquelin y Baena) para que en el centro del campo fueran cuatro contra cuatro. En ataque Capoué —a quien seguía Kessié y no Balde para equiparar envergaduras— y Balde eran, respectivamente, el tercer delantero. Ante la igualdad numérica, el desequilibrio vino a partir de los robos de balón para generar rápidas transiciones.

El gol de Pedri fue el ejemplo más evidente de la intención de Xavia; nació de una presión de Koundé (lateral derecho) en posición de interior, lo que activó una rapidísima y breve transición que culminaron en un tuya mía entre Lewandowski y Pedri. El canario es el segundo mejor goleador liguero, pero a la buena costumbre de anotar (tercer gol en los últimos cinco partidos), ha adoptado la mala de hacer una pésima cesión atrás que dio una clara ocasión de gol al rival. La desperdició Morales solo ante Ter Stegen como la desperdició Mayoral, del Getafe.

Gavi fue más centrocampista que nunca, ya que se situó muy centrado, a la misma altura que Pedri en la derecha y ambos por delante de De Jong y Kessié que formaron como un doble pivote. Las bandas fueron un mero lugar de paso; no necesitó el Barça ensanchar el campo ante un Villarreal muy adelantado, ya que los espacios estaban a la espalda de los cuatro defensas. La entrada de Chukwueze por Coquelin ejerció efecto tras el descanso porque fijó a Balde atrás. Era lo previsible, pero no hubo un antídoto inmediato del Barça y perdió el control. La posesión, hasta entonces equilibrada, se decantó a favor del Villarreal.

La fácil salida que encontraba el Barça con De Jong, que ejerció una silenciosa pero perceptible capitanía, pasó a Koundé por la mayor presión castellonense. Le costó progresar lo que le costó encontrar a Pedri, el hilo que conecta al Barça desde Ter Stegen a Lewandowski.